Capítulo 8

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Después de ese momento intenso con Leo, me encontraba en su habitación, tratando de procesar lo que acababa de suceder. La incertidumbre y la emoción me invadían, y decidí que era hora de volver a casa y reflexionar sobre todo lo ocurrido.

— Oye Leo — hice una pausa con una sonrisa.

— Dime.

— Ha sido maravilloso el beso y no me imaginaba mi primer beso de tal manera — le sonreí — pero creo que ya es hora de volver a casa que se me hace tarde.

— Oh, si, ningún problema. — Me acarició la mejilla y me dio un beso allí.

— Bueno, hasta mañana — cogí el abrigo que estaba encima de la cama y abrí la puerta de su habitación que al parecer estaba cerrada con el pestillo, que en el fondo mejor porque si nos llegan a pillar en vaya lio que nos ponemos.

Caminaba por el pasillo y de golpe me paré, me giré y fui corriendo hasta Leo. Lo abracé super fuerte y le di un breve beso en los labios. Él sonrió.

— Ahora si, me marcho.

— Vale, ya nos veremos — y se le dibujó una pequeña sonrisa en la cara.

Al salir a la fresca noche, saqué mi teléfono y decidí llamar a Cami. Necesitaba desahogarme y compartir cada detalle de lo que acababa de pasar.

Camila contestó después de unos pocos tonos, y su entusiasmo resonó a través del auricular.

— ¡Andrea! ¿Qué tal todo? ¿Cómo ha ido la visita a la casa de Leo? — preguntó emocionada.

Respiré profundamente antes de responder, sintiendo la necesidad de contarle todo.

— Miniña, necesito hablar contigo sobre algo, algo que no me esperaba, y no sé qué hacer — le dije, mi voz temblorosa revelando mi estado emocional.

— ¿Qué pasó? ¡Cuenta, cuenta! — exclamó Camila, su curiosidad evidentemente despierta.

Le expliqué cada detalle, desde la llegada a la habitación hasta el beso con Leo. Camila permaneció en silencio durante mi relato, y cuando terminé, hubo un breve momento de quietud antes de que rompiera a hablar.

— ¡No me digas que tu primer beso fue con Leo! — exclamó Camila, y pude imaginar la sorpresa en su rostro.

— Sí, Cami, fue con Leo. Y fue increíble, pero ahora estoy aquí, sola, y no sé qué pensar. ¿Y si arruiné todo? — expresé mis preocupaciones.

Camila respondió con comprensión, intentando tranquilizarme.

— Andrea, respira. Primero que todo, ¡felicidades por tu primer beso! Y segundo, no creo que hayas arruinado nada. ¿Cómo se siente Leo al respecto?

— Él... también parecía sorprendido, pero luego nos quedamos allí, sonriendo y luego nos quedamos mirando incómodamente hasta que le dije que me tenia que ir. No sé qué significa eso. — confesé, aún desconcertada.

Camila rió suavemente, como si hubiera entendido algo que yo no.

— Chica, a veces, las palabras no son necesarias. ¿Qué tal te sientes tú?

Reflexioné sobre su pregunta por un momento.

— Me siento bien, emocionada, pero también nerviosa. No sé qué sigue ahora. — admití sinceramente.

— Bueno, primero, da gracias al universo por ese beso inesperado. Y segundo, no te preocupes tanto por el "qué sigue". Las cosas fluyen naturalmente, y si hay algo especial entre vosotros, lo vas a notar y todo se acomodará solo. — aconsejó Camila con sabiduría.

Seguimos hablando durante un buen rato, explorando todos los aspectos de mi encuentro con Leo. Camila compartió detalles sobre su propia experiencia con  Andreu, y me hizo reír con anécdotas y consejos reconfortantes.

Después de nuestra larga conversación, me sentí más ligera y decidí regresar a casa. Agradecí a Camila por estar siempre allí para mí y colgué el teléfono con una sonrisa en la cara.

Caminé de vuelta a casa con la mente llena de pensamientos, pero esta vez, en lugar de preocupación, sentía una dulce anticipación por lo que depararía el futuro con Leo. Aunque no sabía lo que pasaría, estaba lista para enfrentar cada momento, confiando en que lo que había comenzado en la habitación de Leo, en el fondo sabía que sería el comienzo de algo muy hermoso.

Días sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora