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-Valeria, yo no puedo hacer nada más que darles los resultados a ambos y llamar a alguien que realmente pueda ayudarte.
- ¡No! Deme los resultados a mí, mi esposo me matará si se entera- La mayor pidió asustada.
-valeria, no puedo hacer eso, puedo pedir ayuda por ti si lo deseas- La rubia ofreció amablemente.
-Mari, por favor, no lo hagas, no tengo a donde ir si mi esposo me abandona.
-Hay muchísimos centros de protección femenil en Ciudad de México, lo correcto es llamar a uno, ahí van a ayudarte.
-No quiero, Mari- valeria estaba a punto de llorar.
-No es porque quieras, entiéndelo, lo necesitas y yo no puedo encubrir una infidelidad, maltrato doméstico y darles resultados falsos, porque corro el riesgo de perder mi trabajo o acabar en la cárcel.

-Eso no va a pasar, solo continúa haciendo tu trabajo y no te metas en mi matrimonio.
-valeria no.
-Solo lo tengo a él, Mari- Finalmente las lágrimas de Juliana comenzaron a bajar por sus mejillas.
-Me tienes a mí, yo puedo ayudarte, solo déjame hacerlo- La rubia insistía bastante preocupada, tanto por Juliana como por su carrera.
-Que no, ya te dije que no tengo a dónde ir sin él- Valeria lloraba.
-Puedes quedarte en mi casa si no quieres estar ahí, pero hay que tomar medidas legales.
- ¡No! Mari, solo dame los malditos resultados a mí.
-Ya te dije que no puedo, no puedo cometer un delito, me esforcé tanto por graduarme, no puedo perder mi trabajo por encubrir a un abusador.

-No lo estás haciendo, me estás encubriendo a mí, por favor ayúdame.
-Valeria , no te estoy ayudando.
-Por supuesto que no lo estás haciendo hasta que me des los papeles.
Mari se quedó en silencio y tomó nuevamente los papeles del escritorio antes de que valeria pudiera quitárselos.
-Mari- Juliana gruñó comenzando a enojarse al ver que la doctora había tomado de nuevo los resultados -Ya he lidiado con esto por más de 5 años, ahora dame los papeles.
La doctora estaba asustada, ella jamás había cometido un delito, vino desde Francia para terminar su carrera en México y tener mejores oportunidades de trabajo, se había esforzado demasiado para estar en donde estaba y no podía simplemente perderlo todo por una mujer que se negaba a ser ayudada. Inevitablemente sus ojos se pusieron llorosos.
-Dame eso, Mari, no te pedí tu ayuda, solo ocúpate de tus propios asuntos-
Valeria  sujetó el otro extremo de la carpeta que contenía los resultados.

La mayor bajó la cabeza y fijó su mirada en la carpeta que aún sujetaba con fuerza.
-Mari, dámelo, ya te dije que no necesito ayuda.
Pero la menor sabía que ella sí necesitaba ayuda.
-Mari... - Valeria  la llamó tirando de la carpeta
-Mari, suéltalo.
Mari mantenía su agarre firmemente, a pesar de todo, ella continuaba aferrándose a su carrera.
- ¡Mari! - Valeria  gruñó fuerte.
Entonces Mari soltó la carpeta bajando totalmente la cabeza.
-Gracias- Valeria se levantó con dirección a la puerta del consultorio doblando la carpeta para meterla en su bolso.
-No deberías doblar esos papeles- La mayor habló seriamente.
-De todas formas, nadie los verá- Ella terminó de meterlos y caminó hacia la puerta con la intención de salir, entonces Mari se levantó llegando hasta donde ella se encontraba
- ¿Y ahora qué? - Soltó con fastidio al verla detrás de ella.

-Si te vas sin decir nada tu esposo puede sospechar, solo le diré que todo está bien- La rubia respondió abriendo la puerta de su consultorio.
En seguida Valentino se levantó preocupado al ver a valeria con lágrimas en los ojos.
- ¿Qué pasa, amor? ¿Por qué estás llorando? - Este preguntó mostrando preocupación mientras limpiaba con sus pulgares las mejillas de valeria -Doctora,
¿Está todo bien? - El preguntó fijando su preocupada mirada en Mari.
Entonces ella dudó un poco sobre lo que Valeria  le había dicho, él parecía un muy buen hombre y era algo sospechoso que Valeria hiciera todo lo posible porque su esposo no supiera sobre su infidelidad, le parecía ilógico que si él la maltrataba la mayor insistiera tanto en esconderlo, porque si era verdad entonces, ¿Por qué no simplemente pedía ayuda?
-Todo está bien señor Valentino-Mari forzó una sonrisa y volvió a hablar -Valeria lloró de felicidad al saber que su primer bebé estaba en excelentes condiciones.
De todos modos, Mari había prometido guardar el secreto y no iba a romper su promesa, así como así. Solamente esperaba que Valeria  fuese cuidadosa.

EsterilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora