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La cena romántica de Yuri y Vale  había comenzado, la inglesa se tomó la dedicación de hacer la comida ella misma y decorar su propia casa de una forma elegante, todo estaba saliendo perfecto, vale  vestía un lindo vestido cómodo para su embarazo, el cual, volvía loca a Yuri, porque incluso en pijama la inglesa siempre encontraría atractiva a la mexicana que tanto amaba.
Quería hacerle saber lo mucho que la quería, confesarle su amor esa misma noche bajo la luz de la luna que entraba con timidez por la ventana que había frente a ellas.
Lo único que quería esta noche era que vale y ella bailaran bajo la luz de la luna para besarla en el momento indicado, no quería a nadie más que a ella, esa chica que ahora estaba libre y lista para ser completamente suya.
Así que cuando la cena concluyó, Yuri tomó la mano de la menor por sobre la mesa y la miró directamente a los ojos, estaba lista, pero los nervios no pasaban desapercibidos, era solamente Juliana, sin embargo, Valentina no podía controlar ese palpitar desenfrenado de su corazón, era tan difícil incluso después de haberlo practicado tanto frente al espejo de su

Sin embargo, se armó de valor, iba a declararse aquí y ahora.
-Vale , Valeria Ramírez tú sabes lo mucho que te amo- La mayor asintió con un brillo especial en los ojos -Eres lo más preciado que tengo y no quiero volver a sentirte lejos...- Yuri hizo una pausa - Por favor, dime si estás lista para dejarme ser tu novia- Ella lo había hecho, había confesado sus anhelos y al terminar cerró los ojos esperando por una respuesta.
Un suave beso sobre sus labios lo dijo todo.
-Estoy lista incluso para ser tu esposa-Valeria susurró contra su boca con una sonrisa. O
Y aquello no pudo hacer más feliz a Yuri
La idea de casarse con Valeria sería su nuevo propósito de vida.
Una cena romántica junto a una madrugada llena de besos y caricias fueron suficientes para que Juliana se sintiera como la mujer más afortunada del mundo, no era para menos, pues  ojeda  era oficialmente su novia

Sin embargo, no todo era color de rosas para la pareja, puesto que después de un par de días, el juicio contra Sergio comenzó, y para mala suerte de las chicas, Juliana debía estar presente al ser la demandante y afectada directa, cosa que a Valentina le preocupaba en demasiado, pues la mexicana debía mantener reposo y abstenerse de experimentar emociones fuertes como las que se presentaban en un tribunal.
Sin embargo, no había mucho que hacer, la ley era la ley y ahora Juliana se encontraba sentada al lado de Valentina presenciando el juicio contra su ex marido.
-Señor Valentino , usted afirma que jamás hirió a la señorita Valeria  Ramírez de ninguna forma ni física ni mental ni obligándola hacer algo encontra de su voluntad
-Así es.
- (Valeria  miente?
-Es correcto- Valentino respondió a la abogada
Sara.
-Entonces, ¿Por qué le firmó el divorcio? O
-Ella insistió, dijo que iba a acusarme de violencia doméstica si no firmaba, firmé y aun así lo hizo, iUstedes me mintieron!

Valentino perdió la paciencia por primera vez.
-Entonces usted firmó para encubrir su delito- Daniela afirmó.
-No, yo no dije eso, es normal que tuviera miedo cuando me amenazaban con dar pruebas falsas.
-Agradezco la mención de aquello señor
Espinoza, su señoría, me encantaría mostrarle un par de pruebas recolectadas hace algunas semanas, son grabaciones del supermercado en donde el señor Espinoza atacó por última vez a su esposa.
- ¿Qué? ¡No! ¡No le crea, ella miente!
- Orden! ¡Orden en la corte! - El juez golpeó el mazo.
El video de la cámara de seguridad fue reproducido, era evidente que aquello era real.
Esa y muchas pruebas más fueron reveladas desde el primer día del juicio, las abogadas de Valeria  venían con todo, mientras que el abogado de Valentino ni siquiera quería estar ahí ahí presente, era obvio que defendía a un hombre malo y él deseaba que perdiera, porque a pesar de que fuese su cliente, directamente no era nada, el gobierno lo había asignado y recibiría el mismo pago sin importar si Valentino ganaba o perdía el caso.
Así que teniéndolo casi todo a favor de la demandante, el primer día de juicio había acabado.
Fue más fácil de lo que Daniela y Sara se imaginaron.
Mientras tanto, en el consultorio de Mari, esta se encontraba teniendo un rato libre a causa de una cita cancelada por una paciente, por lo cual no encontró mejor idea que ir hacia el escritorio de Emily para platicar un rato con su hermosa asistente.

Estaba sentada sobre las piernas de su secretaria, acariciando suavemente su cuello mientras la mayor la sostenía firmemente de la cintura y susurraba un par de cosas a su oído.
Ambas se encontraban en una especie de extraña relación con la otra luego de haberse besado en casa de la menor después de que la
Alemana hubiese aceptado ir a ver una película con Mari, se había divertido anteriormente con ella en la cena a la que la Francesa la había invitado días atrás, por lo que no dudó en aceptar ir a su casa, pues se había dado cuenta de que todo este tiempo juzgó mal a Mari y no se había dado la oportunidad de conocerla realmente, ella era bonita, graciosa y muy atenta, por lo cual no pudo evitar caer ante sus encantos y besarla aquella tarde en su casa.
No le había pedido permiso para hacerlo, pero era más que obvio que lo tenía, pues Mari nunca se molestó en ocultar sus sentimientos por la contraria y Emily se sentía afortunada por aquello, aunque era bastante reservada como para atreverse a pedirle ser su novia, sin embargo, todo parecía marchar bien y Mari parecía feliz de sentir las manos de Emily vagar

No le había pedido permiso para hacerlo, pero era más que obvio que lo tenía, pues Mari nunca se molestó en ocultar sus sentimientos por la contraria y Emily se sentía afortunada por aquello, aunque era bastante reservada como para atreverse a pedirle ser su novia, sin embargo, todo parecía marchar bien y Mari parecía feliz de sentir las manos de Emily vagar de forma traviesa por su cuerpo aún con su bata de uniforme estando de por medio.
Habría continuado moviendo sus caderas sobre el regazo de su secretaria mientras esta
amasaba suavemente sus pechos y le susurraba un par de cosas al oído de no ser porque su siguiente cita con otra paciente se aproximaba, después de todo ella seguía en el trabajo y debía portarse profesional estando ahí.
Pero el sonrojo de su rostro y el fuerte palpitar
de su mojada intimidad la distraía, solamente esperaba con ansias terminar con éxito su jornada laboral.

EsterilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora