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-Pero, ¿Y mis cosas? ¿Iré a buscarlas a casa?
-No es necesario, te prestaré ropa, solo desayuna y vete al trabajo.
Y sin más Mari salió a toda prisa de su casa.
Yuri por su parte solamente dio un pequeño vistazo al desayuno que Mari le había traído y nuevamente se envolvió entre las sábanas con la intención de a dormir otra vez.
Pero no podía hacerlo, así que a regañadientes se levantó para darse una ducha y buscó entre la ropa de Mari algo que pudiera ponerse, después de todo ella le había dado permiso.
Cepilló sus dientes, lavó su rostro y peinó un poco su cabello antes de finalmente tomar la pastilla que Mari le había dejado y desayunar, se sentía un poco mejor, sin duda su mejor amiga la había ayudado demasiado.
Cuando fue hora de irse a trabajar lo hizo, le fue un poco más fácil concentrarse sin aquellos dolores de cabeza que los últimos días la había estado atormentando.

Y cuando al fin terminó el día estuvo un poco tentada por irse nuevamente a embriagarse en el mismo bar, sin embargo, descartó la idea enseguida, Mari le había pedido llegar temprano a casa y no iba a desobedecerla, porque Mari enojada daba miedo y no podía arriesgarse a verla de esa manera.
+
Entonces Yuri  decidió ir directamente a casa de Mari encontrando a la mayor en la cocina al llegar.
-Siendo sincera creí que no vendrías, ya estaba practicando como regañarte al día siguiente- Mari habló mientras traía un par de platos para empezar a cenar.
-No me iba a arriesgar a eso- Yuri respondió sentándose para comenzar a comer. O
Estaba hambrienta y la comida que Mari había traído era realmente muy buena.
Cuando la cena terminó ambas fueron a la sala para buscar una película que pudieran ver, la idea de Mari era mantener la mente de su amiga ocupada o distraerla con alguna otra cosa para que al menos pudiese pasar un momento feliz, extrañaba a Yuri  bromista y sonriente, 

realmente sentía que podía odiar a la persona que le había hecho tanto daño a su alma gemela, porque ¿Quién podía ser tan cruel para herirla de esa forma?
-Entonces creo que volviendo a
Inglaterra podría arreglar mis pensamientos y volver a mi rutina tranquila de antes-Yuri intentó convencer a Mari de que volver a Inglaterra era una buena idea.
La película llevaba varios minutos de haber pasado a ser ignorada por ambas cuando la plática entre ellas era mucho más entretenida.
- ¿Sabes que pienso? - Mari preguntó levantándose del sofá mirando a yuri curiosa por lo que iba a decir -Pienso que tal vez estás estresada- La mayor alegó parándose detrás de Yuri para comenzar a acariciar sus hombros y brazos suavemente en un masaje.
-Basta, no es momento para tus homosexualidades- Yuri conocía esa estrategia, sabía que Mari solo buscaba persuadirla para que ella olvidara sus argumentos y descartara la idea de volver a
Inglaterra.

-Sería bueno que de alguna forma olvidaras a esa tonta que no supo valorarte- Mari contraatacó.
-No le digas así y mejor vete a quitarle el estrés a Alba- Yuri  también jugó sus cartas, conocía demasiado bien a su amiga.
-Cierra la boca, ella continúa rechazándome- La mayor respondió bajando la cabeza.
Yuri tenía un punto.
-Definitivamente no somos buenas para el amor- La menor estaba segura de eso.
-Entonces deberíamos darnos una oportunidad- Mari ofreció intentando
sentarse en el regazo de Yuri
La cual no se lo permitió ya que la empujó levemente y se levantó del sofá para ir directamente a la cocina.
- ¡Dije que basta de homosexualismo! - yuri la regañó desde la cocina buscando algo de comer entre las alacenas de Mari.
Y Mari solamente hizo un puchero, yuri era bastante inteligente para dejarse engañar por ella.

-No he ido al supermercado, no vas a encontrar nada de comer ahí- La mayor informó mirando a Yuri buscar como un mapache entre su cocina.
-Aahhgg... Entonces vamos al supermercado, no puedo vivir aquí si no hay comida- La menor se quejó y Mari fue en busca de las llaves de su auto, definitivamente no dejaría que Yuri  se fuera sola, no iba a arriesgarse a que la mayor utilizara aquello de excusa para ir por alcohol.
Por otro lado, Valeria se encontraba en casa buscando desesperada un poco de chocolate en su cocina, ella lo amaba y ahora con los antojos del embarazo aquello había empeorado, pero no quería decirle nada a su esposo, ya que a pesar de llevar 3 meses de embarazo aún no se acostumbraba a la nueva actitud que Valentino había tomado con ella, todavía tenía miedo de que ese hombre volviera a maltratarla.
-Cariño, ¿Qué estás buscando? - El mayor preguntó abrazando a su esposa por la espalda mientras dejaba un suave beso en su cuello.
Valeria sintió su cuerpo temblar.
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Fue un temblor de miedo, le parecía demasiado cínico el comportamiento de su esposo con ella.

EsterilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora