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Una semana había pasado y Jimin ya se había acostumbrado a camisetas de su talla, inclusive lograba sonreírle al espejo, una sonrisa que por más pequeña que sea valía oro.

Jungkook llegó con chocolates ese lunes, observando de pies a cabeza al menor. Esa vez se había animado a traer pantalones más ajustados, y nadie lo había obligado.

──Ho-Hola Jimin... ──Saludó al mayor acercándose cuando éste estaba frente a su casillero.

Sabía que Jimin ya no estaba tan enojado con él como antes, notaba cómo lo miraba y suspiraba desde el otro lado del edificio a la hora de clase.

──Hola Jungkook. ──Habló apretando sus labios por el nerviosismo.

──Yo... Te-Te compré esto. ──Le tendió la caja de chocolates y a Jimin se le iluminaron los ojos.

──Woah~ Gracias... ──Los agarró. ──Pero, ¿por qué me da esto?

──Porque quería... uhm, me preguntaba si querrías... sentarte conmigo hoy en la cafetería. ──Maldijo internamente por ser un idiota.

Jimin rio y bajó la mirada.

──Sip, me gustaría.

El mayor le sonrió y Yoongi apareció junto a Hoseok mirándolos emocionados.

──Yoon... ──Habló el chico con la sonrisa más grande. ──Me debes una cita.

Taehyung, que había salido del baño en ese momento regresó adentro. Y con la tristeza invadiéndolo decidió no entrar a clase a esa hora.

No podía competir con un rayito de sol viviente, no podía competir con alguien que le daba a Yoongi la felicidad que merecía.

De Amores Platónicos y Baja Autoestima •Kookmin• ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora