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Los estudiantes caminaban apurados hacia la próxima clase, metidos en sus vidas mientras conversaban alegres y miraban hacia todos lados en busca de nada.

Pero Park Jimin no podía evitar pensar en que era a él al que buscaban.

Dejen de mirame

Caminó con la mirada baja y sus manos cerradas cada una en un puño, intentando contener sus emociones.

En la clase se sentó al final, un lugar donde podía sentarse tranquilo sin necesidad de estar pendiente de lo que los demás están mirando.

Los ojos de Jimin brillaron cuando, al mirar por la ventana, visualizó al chico apellido que tan loco lo volvía del otro lado del edificio.

Apretó sus labios fuertemente mientras lo miraba.

El chico se encontraba sentado en su salón de clase, Jimin agradecía el hecho de que no estuvieran tan lejos y pueda verlo claramente, porque aquel aperlado era su amor platónico.

Todavía puede recordar el primer día que lo conoció, que también fue la única vez que tuvo una conversación con él, por más corta que fuera.

Dejó escapar un suspiro mientras sus ojos lo observaban a él, distrayendo lo de todo lo que sucedía alrededor; las palabras de su profesora, los murmullos de sus compañeros, la campaña sonando anunciando el receso... Jimin no podía escuchar nadan cuando sus ojos estaban absortos en aquel chico.

Taehyung apareció devolviendo a Tierra al pelinegro, recordándole que la vida es triste, apagada y temeraria

Salió de su ensoñación, no sin antes lanzarle una mirada al chico del otro lado del edificio, quien al parecer también estaba a punto de salir de clase.

Jimin tuvo la esperanza de encrotrárselo en la cafetería, y agarrando el brazo de su amigo se dirigió hacia allá.

-¿Seguirás agarrando mi brazo cada vez que caminemos juntos? -Preguntó su amigo preocupado por la inseguridad de Jimin.

El pelinegro asintió sonriente.

-¡Protégeme de los monstruos, TaeTae! -Exclamó logrando contagiar  su alegría al menor, quien fingiendo indignación, habló.

-Se supone que eres el mayor, tienes que ser tú el que me proteja de los monstruos.

Jimin ladeó su cabeza pensativo mientras entraban a la cafetería.

-Pero tú siempre actúas como el mayor, así que tienes que tener la responsabilidad. -Respondió mientras se sentaban y buscaba al aperlado con la mirada.

Temiendo ser descubierto, Jimin se sentó frente a Taehyung, que éste se había sentado dándole la espalda al chico del cual apenas sabia su existencia si no fuera por su obsesionado amigo.

Cada vez que notaba que Jungkook volteaba a ver en aquella dirección, rápidamente miraba a Taehyung y actuaba como si el menor le estubiera hablando. Aunque, en efecto, el menor sí hablaba. Pero Jimin nunca escuchaba.

-Te está mirando. -Dijo Taehyung volteando disimuladamente.

-¡No mires, no mires! -Exclamó Jimin moviendo sus manos exageradamente y cubriendo su rostro.

-Pero Jimin, esta mirándote. En verdad Jeon Jungkook está mirándote.

Jimin quitó sus manos de su rostro y largó un suspiro seguido de un fruncido de ceño.

-Tae, deja de mentir. Jungkook nunca va a mirarme. -Comentó abultando sus labios.

-Yah, ¿cómo no va a mirar a semejante ternurita? -Preguntó y se acercó por arriba de la mesa para poder pellizcar las mejillas del pelinegro.

Jimin río y negó, sabiendo que las palabras de su mejor amigo eran puras mentiras y solo quería que se ilusionara.

Porque Jimin sabía que alguien como Jungkook jamás se interesaría en alguien como él.

Aunque, algo que el menor no sabía era que, en efecto, las palabras de su mejor amigo eran ciertas.

Porque Jeon Jungkook se había volteado en aquel momento para saber por qué sentía una mirada sobre él desde que se sentó en la cafetería, para luego dirigir sus ojos a aquel tierno pelinegro que se encontraba hablando con su amigo.

Dejó de mirar cuando noto que el más alto pellizco sus mejillas y un sentimiento de curiosidad se le instaló en el pecho.

Jungkook no sabía si eso era bueno o malo.

De Amores Platónicos y Baja Autoestima •Kookmin• ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora