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PARTE 2: Sake, arroz, cerveza, salmón

Un sabor agridulce había quedado en todos nosotros, primero habíamos derrochado felicidad a causa del baile y después de ser atacados por el abuelo de Luffy no nos quedó más que aceptar que el encuentro había dejado algo sentimentalmente tocado a ...

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Un sabor agridulce había quedado en todos nosotros, primero habíamos derrochado felicidad a causa del baile y después de ser atacados por el abuelo de Luffy no nos quedó más que aceptar que el encuentro había dejado algo sentimentalmente tocado a nuestro amigo.

— La neblina es muy densa, pero hay que pasar desapercibidos, evitar refuerzos que puedan enviar, pero mis cartas no funcionan con esta niebla. — anunció Nami.

— No creo que lo hagan. — hablé y exprimí la falda de mi camisa. — Si hubieran querido derribarnos, seguiríamos en combate aún con un mástil destrozado.

— Cierto, la Marina no nos hubiera dejado ir tan fácil. Pero ¿qué dijo Luffy? — interrogó Zoro.

— Está en la proa, desde que nos escapamos no ha dicho nada. — Usopp anunció el estado de nuestro capitán.

— Pues alguien tiene que hablar con él. Sobre esto y la otra cosa.

— ¿Qué otra cosa? — Nami y yo miramos incrédulas a Zoro. ¿En serio había dicho eso?

— "El vicealmirante de la Marina es mi abuelo". Esa cosa. — habló Nami con fastidio. – Eres su hombre de confianza. Recae en la descripción de tu trabajo.

— Solo tienes que decirle unas palabras, Zoro. No es tan difícil, lo haría yo pero no estoy segura de que quiera hablar conmigo en estos momentos. — la verdad era que Luffy tenía un cariño especial por Zoro y seguramente era a él a quien necesitaba en esos momentos.

— Está bien — contestó el chico con resignación.

— ¿Quieres un cambio de ropa? Allá dentro hay ropa seca. — sugirió Nami.

— Es solo agua — termine de sacudir mi cabello. — No tardará en secarse, está bien.

No pasó más de un minuto cuando Zoro ya estaba de vuelta, alegando que Luffy se encontraba bien.

Solté un suspiro de rendición y me acerqué al chico.

— No le preguntaste ¿verdad? — Zoro tensó la mandíbula.

— Lo hice y dijo que no quería hablar de eso. Listo.

— Zoro — musité. El chico mantuvo el semblante serio y revolvió mis cabellos hacia un costado.

— Cirice, Luffy está bien. Sabe que su tripulación lo apoya — revolvió mis cabellos hacia un costado— ¿Siempre se acomoda así de bien? — dijo refiriéndose a mi cabello.

— ¡Oigan! — el repentino cambio de actitud de Luffy rompió el silencio. El chico olfateó y corrió nuevamente para subir a la cabeza del cordero de Going Merry. — ¿También huelen eso? Hay algo en la brisa, como mantequilla, salsa de soya y una buena carne.

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