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— Nadie va a besar a nadie. — calló Zoro.
— Pues es un buen plan. — contestó Usopp y lanzó un guiño en mi dirección.
— No habrá beso — contesté. — Ni lo pienses.
Usopp hizo una mueca y tomó entre sus manos la resortera para seguir lanzando granos de maíz; la actividad del sujeto llamó la atención de Luffy y gracias a ello se dio pie a una conversación donde el meollo del asunto fue que Luffy conocía al padre de Usopp y eso puso a ambos sentimentales.
— Si van a hablar de sentimientos, necesitaré un trago fuerte.
—Ah, abajo hay una cava de vinos. — sugirió el moreno.
— ¿Por qué no empezaste por ahí? — Zoro comenzó a caminar, siendo seguido por Usopp. — ¿No vienen?
— No — contesté de inmediato y permanecí sentada en la mesa.
Tanto Zoro como Usopp desaparecieron de la cocina, dejándonos a Luffy y a mí solos en ese lugar; el chico de sombrero de paja trotó hasta la estufa y tomó entre sus manos una cazuela con sopa azul.
— Tu y Zoro me agradan como pareja. — inclinó la cazuela hacia su boca. — Pero — se detuvo haciendo que la sopa se balanceara. — Se conocen desde hace muy poco, no podrían ser algo tan rápido. — volvió a empinar la cazuela.
— Ninguno de los dos está buscando algo. — nuevamente quitó la cazuela. — Solo nos estamos conociendo, así como te estoy conociendo a ti y a Nami. Solo intenta ser amable conmigo.
La sopa mojó sus labios, pero no logró entrar a su boca.
— Pero si existe el amor a primera vista. — sonrió de oreja a oreja. — ¡Me encantaría que esa historia de amor sea de mi propia tripulación! ¡Amor! ¡Aventura! ¡Una sobreviviente, un espadachín! ¡Juntos! ¡Peleando juntos, hombro a hombro!
Comenzaba a sospechar que el único eufórico y emocionado por algo inexistente era Luffy; terminó de gritar y fue entonces que comenzó a beber sin parar.
— Oye, calma — me levanté y retiré la cazuela de sus manos. — Te hará daño comer tan rápido.
— Es que está delicioso. Mira — humedeció uno de sus dedos en la sopa y lo pasó por mis labios de manera rápida y un tanto brusca.
Lamí la sopa, realmente era buena pero tampoco tan excepcional y podía sentir un sabor un poco raro, simplemente era el alma golosa de Luffy la que estaba encaprichada por darle de comer a su estómago.
— No lo sé, Luffy. Mejor busquemos otra ... — mi amigo se balanceó torpemente hasta la mesa y cayó directamente sobre esta. — ¡Hey! ¡Luffy! Oye, despierta ¿qué sucede! ¡Luffy!
