Capitulo 1

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—Inuyasha… —susurró Kagome dejando caer el haori rojo del peliplata. Aquella era la única prenda que cubría su cuerpo. Sintió un escalofrío subir por su espalda y un cosquilleo en la entrepierna. Era la primera vez que estaba desnuda ante un hombre.

En la orilla del río, no había nada ni nadie que pudiera interrumpir, la Luna brillaba en la oscuridad de la noche y el silencio cubría por completo la rivera. Ese era el momento indicado para entregarse al hombre que amaba.

Inuyasha tragó saliva nervioso y se apresuró a darle la espalda. ¿Qué rayos estaba haciendo Kagome? ¿Por qué? Sintió su corazón latir desbocado y su respiración agitada, sus manos temblaban como nunca antes lo habían hecho, ni siquiera para acabar con cientos de demonios. —¿Qué estás haciendo, Kagome? —inquirió, atorándose con las palabras.

Sintió cómo ella se acercaba con sus pies descalzos y se detenía justo tras de él. Un silencio abrumador nació entre los dos.

¿Cómo decirle que estaba recurriendo a la única cosa que podía hacer para que se diera cuenta de que ella lo amaba hasta la locura? Sí, esa noche le entregaría su cuerpo a Inuyasha, y no porque él hubiera manifestado desearla, sino porque ella misma sentía que no podía vivir un segundo más sin que sus dedos recorrieran cada centímetro de su piel.

—Yo… quiero estar contigo.

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