Capitulo 5

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Él sonrió de medio lado y Kagome sintió su corazón dar un salto. Era tan atractivo, tan masculino, tan hermoso… Debía estar loca para no enamorarse de él a primera vista y para no desearlo de esa forma abismal. Estaba dispuesta a aceptar todo lo que él le hiciera esa noche. Ya no podía decir que no…

Intentó respirar profundo ante el nerviosismo de que él la invadiera de improviso. Él la observaba en silencio y lo único que provocaba era generar en ella expectativas sobre lo que haría. No podía adivinarlo, era como si él se hubiera transformado en un hombre completamente impredecible.

Inuyasha plantó los ojos en su abdomen, subía y bajaba con la agitada respiración de la azabache, y con él sus redondos y perfectos senos, los cuales parecían saltar en ese cuerpo jadeante. Llevó sus manos hacia el de la izquierda y lo abrazó completamente, con su pulgar en el centro de la excitación. Sí, era tan firme y blando como había soñado que sería. Masajeó suavemente al principio y luego perdió el control, con la otra mano tomó el otro y jaló de ambos, hacia arriba y hacia abajo, en un movimiento violento que a la chica parecía no disgustarle. De hecho, se arqueaba y le ofrecía que los devorara con la boca, mientras exhalaba repetidas veces intentando no decir su nombre.

Bien, si ella lo deseaba no había que hacerla esperar. Capturó uno con sus labios y lo recorrió con la lengua hasta que llegó al pezón; mordisqueó, relamió y jugueteó con él, y a ella le gustó. Se revolvía más, movía las caderas y golpeaba su sexo con el suyo.

—Estoy lista… —informó en un dulce y tímido susurro.

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