Inuyasha retuvo el aire. No podía hacer como que no había entendido, Kagome estaba completamente desnuda tras él, había visto su cuerpo menudo y níveo hacía sólo unos segundos. Ella se había desvestido para él, quería hacer el amor y que él la tomara como su hembra. ¡Dios, maldita la hora en que se había ofrecido para ir a buscarla! Era demasiado evidente que su tardanza se debía a que estaba tramando algo, debió haber sospechado cuando ella insistió más de una hora para que le prestara su haori. —Kagome, vístete por favor…
La azabache tuvo que esforzarse para no llorar ante su rechazo y seguir de pie con su plan. Ya estaba desnuda, no había vuelta atrás, además lo deseaba tanto que su orgullo no lo permitía. Ignoró la petición del ambarino y lo abrazó por la espalda arrebatada. —No quiero, te amo… ¿Tú no me quieres?
¡No era eso, demonios! Era sólo que… no estaba listo. No sabía cómo reaccionar, no sabía qué hacer… ¿Por qué ella lo ponía en esa situación? ¡Él no era esa clase de persona! Entonces, sintió las manos de la azabache cobrar vida propia y recorrer su torso. Se sentían como lava ardiente sobre su yukata blanca. Si no la detenía podía terminar mal, muy mal. Además, su corazón estaba a punto de salirse por su boca. —Kagome…
—No digas nada —murmuró ella con la voz ronca. Jamás le había escuchado ese tono sensual y sugerente. Era como si se hubiera transformado en alguien más, y estaba comenzando a gustarle. Su cuerpo no era de mentira, y después de todo, él era un hombre—. Deja que te ame esta noche, ¿si?
Tragó otra vez saliva incordiado. Él también la quería, no podía negarlo. La quería cuando corría con aquella falda y cuando se abrazaba a su espalda durante las travesías, pero no podía corresponderle. No debía corresponderle, él no era tan inmaduro como parecía ser. Era un hanyou, no iba a condenar a Kagome a una vida al lado de un hombre mitad bestia.
Entonces, las manos de Kagome llegaron hasta sus hombros y la blanca prenda lentamente, un poco primero, y luego más… hasta que se la arrebató por completo. Bajó el rostro consternado e intentando encontrar más razones para escapar de ella, pero de repente se descubrió siendo incapaz de continuar.
Kagome había ganado, él también quería.
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Tócame Inuyasha
ContoKagome había decidído entregarce a Inuyasha a como dé lugar. ¿Estará listo nuestro tímido Hanyou para el amor?