Esa noche en la ciudad de Svarga en el Reino Eterno de Takamagahara, la arena de combates donde se realizaría aquel intrigante Duelo Santo, se llenó de gente. Cada una de las cientos de miles de asientos estaban llenos y todas las personas en las demás ciudades y pueblos del reino lo veía en vivo y en directo desde sus hogares. Todo mundo estaba emocionado por el combate de esa noche, debido a que peleaba su más grande héroe de guerra.
En las gradas VIP se encontraban las dos esposas de Shiva, Durga y Kali, acompañadas por Surya.
—¿Qué tan fuerte calificarían a Sara García? —preguntó Surya, intrigado.
—Es casi igual de fuerte que Jaidee cuando vino a este mundo, pero no tiene la virtud de la templanza que otorga el Tercer Ojo —respondió Kali, recostada en su asiento.
—Además, solo con verla, puedo notar que no practica artes marciales —agregó Durga, mientras comía caramelos de un embase de plástico—. Es una peleadora de fuerza bruta.
—Solo espero que ese tonto se tome en serio esta pelea.
Declaró un joven sentado al lado de las mujeres. Medía 2, 10 metros, tenía piel morena, un físico musculoso que estaba a la vista de la gente ya que andaba sin camisa, tenía un medallón de oro alrededor del cuello y portaba pantalones bombachos blancos y tenía tanto las manos como los pies vendados, como los artistas marciales. El chico era el primogénito de Kali y Shiva, El Puño de Fuego, Karttikeya.
—¡Mocoso, respeta a tu padre! —reclamó Kali, dándole un zape a su hijo en la nuca.
—Tch, lo que digo es verdad, ¿cuántas veces mi padre ha jugado con sus oponentes porque les parecen aburridos? —inquirió cruzado de brazos—. Es bastante deshonroso de su parte.
—Ohohohoho, no te preocupes hermanito, estoy seguro que esa chica hará que nuestro padre se ponga serio.
Al lado de Karttikeya estaba otro joven que tenía la peculiaridad de tener la cabeza de un elefante, medía tres metros, su piel era rosada, al igual que Shiva tenía cuatro brazos, su cuerpo era robusto, de hombros anchos, su físico era similar a la de un luchador de sumo. Estaba sin camisa, pero llevaba una corona y varios otros adornos dorados en su cuerpo, junto a unos pantalones bombachos anaranjados. Se trataba del primogénito entre Durga y Shiva, El Sabio de las Artes Marciales, Ganesha.
ESTÁS LEYENDO
VIDAS PARANORMALES 3: LA ESPADA DEL SHINIGAMI
ParanormalTres años después de lo ocurrido en la segunda parte. Shaw, Sara y Samuel disfrutan pacíficamente de su vida universitaria, hasta que son nuevamente llamados al deber. Un agente de la Organización Lovecraft ha desertado y de alguna manera a logrado...