41-Demon Punisher

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Montaña de la Luna del Demonio, El Dorado, Elohim.

En la cima de una montaña, en medio de una jungla, Samuel estaba tirado en el suelo. Estaba totalmente exhausto y lleno de heridas, moretones, raspones, huesos rotos, etc. Su maestro, Odo'Sha, lo había dejado allí como parte de su entrenamiento.

—Debo... sobrevivir... por Grace —murmuraba con las pocas fuerzas que tenía.

Vió a un alacrán cerca, lo atrapó y le quitó la cola para comérselo con desespero. Estaba mucho más hambriento que sediento, ya que él bebía el agua de la lluvia.

Dos días antes...

Samuel estaba entrenando en el jardín de la residencia de Odo'Sha, estaba cargando un tronco de diez metro de largo usando sus hombros, con rocas que colgaban de sus extremos y cada uno pesaba cerca de una tonelaba.

—Tu recuperación ya está completa, después de esto, pasaremos a la siguiente fase de tu entrenamiento —informó Odo'Sha, sentado delante de Samuel mientras tomaba un jugo de melón.

—¡Entendido, maestro! —replicó Samuel, aguantando con todas sus fuerzas el tronco.

A la residencia llegó Belcebú en su forma humanizada, su cara indicaba que no traía buenas noticias. Al verlo llegar, Odo'Sha le indicó a Samuel que descansara.

—¿Qué sucede, Belcebú? —preguntó Samuel, tratando de recuperar el aliento.

—Tu teléfono sonó, era Irene Holmes, por lo que decidí responder... hubo una operación para capturar a Miyamoto Musashi y a Tomoe Gozen —explicó con algo de lástima—. Grace Cormac murió durante su enfrentamiento contra el espadachín.

El chico se quedó de piedra ante esa noticia, fue un duro golpe para su espíritu. De todo el equipo, él siempre fue el más cercano a Grace, entrenaban todo el tiempo debido a tener el mismo Arte Místico, se habían apoyado desde el primer día, se habían vuelto casi como hermanos. Apretó tanto los puños que se clavó sus garras en las palmas, haciéndolas sangrar.

—¿Cómo están Koda y Ada? —preguntó cabizbajo.

—Malheridos, pero estarán bien —respondió Belcebú, sintiéndose mal por su amigo—. Samuel, ¿estás...?

—Maestro Odo'Sha, dígame que tengo que hacer ahora —pidió levantando la cara, mostrando que sus ojos estaban llorosos—. Tengo que ser fuerte cuanto antes.

El Arconte sombrío asintió y sacó de entre las sombras un saco de cuero que cargó en su espalda.

—Sígueme.

Odo'Sha llevó a Samuel y a Speed King hasta una montaña en medio de la jungla tras cinco horas de caminata. Samuel observó a los alrededores, notó que no habían muchos animales en esa zona y que todo el terreno estaba lleno de piedras filosas, insectos venenosos, entre otros peligros.

—Esta es la montaña de La Luna del Demonio —explicó Odo'Sha, sacando de su saco un melón para comérselo como si fuerta una manzana—. Aquí es donde entrenaremos.

—¿Qué se supone que debo hacer? —preguntó intrigado.

—Primero, respóndeme, ¿quieres vengar a tu amiga? —interrogó viendo a Samuel a los ojos.

El chico se quedó callado, estaba en conflicto con sus ideales y con sus deseos. No quería caer en la venganza, hace tres años evitó que maestro fuera dominado por la venganza, ¿se volvería un hipócrita si buscaba venganza? 

—No hace falta que me respondas ahora —declaró Odo'Sha, dejando su saco en el suelo—. Encontrarás la respuesta en este lugar. Hazme el favor, Samuel, no mueras. Muchos de mis discipulos murieron en este lugar.

VIDAS PARANORMALES 3: LA ESPADA DEL SHINIGAMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora