𝗩𝗗 | 𝘢 𝙢𝙖𝙩𝙩𝙝𝙚𝙤 𝙧𝙞𝙙𝙙𝙡𝙚 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤
Riddle solo era una bomba de relojería,
un saco de sangre caliente y puños firmes.
Blackwood solo eran una fantasma,
un par de ojos juzgadores y boca sellada.
❝ pero verlo ahí, igual de magull...
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Compararla con un fantasma quizás era algo exagerado, después de todo, ellos eran, ciertamente, más ruidosos.
No es que ella fuese considerada alguien invisible, no era como si el mundo evadiera su existencia o no conociera su nombre junto con el grupo al que pertenecía, y los firmes ideales que los rodeaban.
Aridae nunca intentó parecer diferente o de pensamientos contrarios, por lo que siempre se mantuvo distante, mucho más reservada con las ideas que pasaban por su cabeza, a diferencia de sus amigos. De todas maneras, ella realmente dudaba de que algún mestizo o sangre sucia la considerara como una buena persona, o alguien agradable.
Tal vez solo la veían como una purista más; siempre oculta tras el cuerpo de Theo cuando las miradas se enfocaban en él, siempre haciendo oídos sordos cuando a Draco se le ocurría soltar un comentario fuera de lugar sobre la economía de los Weasley, siempre desviando la mirada cuando Pansy se ponía a intimidar a Granger o a cualquier otro sangre sucia...
En los primeros años de su vida en Hogwarts, había tenido que soportar los comentarios de Malfoy sobre su familia y ella, el como los Blackwood eran una familia de traidores por vincularse con personas de baja estirpe. Por supuesto que Draco nunca dijo esto en presencia de Theodore, pues era inteligente y sabia que lo que le convenía.
Aridae tampoco hacía mucho para defenderse en realidad, se sentía indispuesta, totalmente desganada por la idea de tener que armarse de valor y defender los ideales de sus padres, con quienes no había formado algún vínculo más allá del intercambiar cartas cada dos o tres semanas, aunque había veces en las que ese tiempo se extendía por muchas más.
Pensar en su familia solo hacia a su estómago estrujarse, obligándola a rebuscar entre los lejanos recuerdos de su infancia hasta poder encontrar la imagen de Theodore, quien, sin duda, había hecho más por ella que su propia sangre.
Tsk... ¿Por qué siempre me haces pensar en eso?; Le recriminó internamente a su propio cerebro, cansada de que cada vez que comenzaba a divagar en cualquier cosa, ya sea la escuela, la trama de algún libro o la letra de una canción, la situación terminaba en malos recuerdos.
Sacudiendo de manera casi imperceptible la cabeza, en un intento por desvanecer aquellos pensamientos, se dió cuenta de que la clase de Historia de la Magia había finalizado. Sin haber prestado ni un gramo de atención en clase, tomó sus cosas para empezar a guardarlas y se dió cuenta que solo había apuntado la fecha en su pergamino.
Luego de fruncir un poco el ceño y regañarse por su falta de atención, sus ojos se desviaron hacia la mesa de al lado, donde se encontraba Hermione Granger, también alistando sus pertenencias, y cercana a ella, sus dos mejores amigos esperándola.
La mirada de Aridae se alzó un poco, en busca de Enzo, su compañero de mesa en esa clase, dándose cuenta que él ya se había esfumado del aula, sin siquiera haberle dirigido la palabra. Se aguantó un suspiro, preguntándose si ella no merecía ser esperada también...
