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Jaehyun se quedó pensando en las palabras de Taeyong por horas. ¿Acaso el chico pensaba que era atractivo?

Llegó a casa y caminó hacia la cocina, Taeyong hablaba por teléfono.

—Realmente quiero salir, llevo encerrado tanto tiempo, es agobiante de verdad...— Suspiró. —¿Cómo hace mi bebé para estar nueve meses ahí dentro?— Se preguntó.

—Acompáñame al centro comercial.— Jaehyun dijo. Taeyong se sobresaltó y cortó la llamada. —Debo comprar una camisa, los empleados no aciertan a mi gusto por lo que prefiero ir a comprar yo mismo.

—P-Pero...

—Puedes comprarle ropa a tu hijo.— Esas palabras animaron a Taeyong, y comenzó a asentir con una sonrisa, adorable.

—Muchas gracias, señor Jeong— Hizo una inclinación. — ¡Dejé la cena en la mesa!— Se despidió.

Apenas Taeyong se fue... Jaehyun sonrió como un idiota. —Es adorable.— Dijo en voz baja antes de comenzar a cenar.

Al día siguiente, Taeyong despertó animado, hizo el desayuno, sacó dinero de sus ahorros y se vistió con un chaleco amarillo, camisa blanca debajo y jeans azules.

Salió corriendo escaleras abajo para esperar al señor Jeong, pero esta vez no tuvo que hacerlo, pues Jaehyun ya desayunaba. Se coló en el comedor con una sonrisa, y se puso en frente.

—Buenos días, señor Jeong.— Saludó.

Jaehyun lo miró, y se quedó embelesado ante la vista, se veía adorable, atractivo, y aquellos colores sentaban tan bien con... él, solo con él.

Pero no era solo eso, si no que había olvidado cepillar su cabello, y se veía tan lindo que Jaehyun hubiese chillado de no ser por su moral.

Jaehyun tan solo llevaba una camisa blanca, pantalones negros y zapatos igualmente, Taeyong sintió su corazón acelerarse, se veía muy bien.

Jaehyun sintió a su lobo dar vueltas. Con nervios, murmuró desviando la mirada. —Ve al auto en lo que limpio mis dientes.

Siempre tan serio, Taeyong bufó mentalmente antes de asentir con pereza y caminar al vehículo.

Jaehyun llegó a su habitación y cerró la puerta. Su corazón no paraba de latir errático y cada vez más fuerte. Nunca se había sentido así, con su estómago revuelto y los nervios atacarlo. Corrió hacia la entrada donde el chofer lo esperaba con la puerta abierta, subió a un lado de Taeyong en el asiento trasero y el hombre comenzó a conducir camino al centro comercial.

Fue un silencio incómodo, pero el dulce aroma a vainilla y fresas impregnó el automóvil, causando tranquilidad en los tres presentes. De pronto el bebé comenzó a dar ligeras pataditas, Taeyong se sobresaltó y se encogió.

Jaehyun lo miró. —¿Estás bien?

—Se está moviendo.— Asintió, y Jaehyun miró a otro lado con una pequeña sonrisa.

Llegaron y la primera tienda que visitaron fue una tienda de ropa de lujo, Jaehyun revisaba con su semblante serio las costosas camisas, mientras que Taeyong perdía su mirada en cada botón de quizá cuál material en aquellas ropas, y cuando vio el precio de una, mordió su labio, podría mantenerse de por un año con esa cantidad de dígitos, exageró.

Pronto entraron a una tienda de bebés, y sonrió dulcemente observando aquellas diminutas prendas. Terminó tomando varias unidades, pero quedó indeciso en una parte.

¿Azul o rojo? Miraba las prendas y fue interrumpido por la voz de Jaehyun tras él.

—Rojo.— Decidió Jaehyun su color favorito.

—El gusto del Hétero común es realmente malo.

—¿Entonces para qué preguntas?

—Llevaré el azul.

No se dieron cuenta que estaban siendo fotografiados, Taeyong pagó sus cosas y salieron de la tienda. Pasaron aproximadamente dos horas comprando cosas para Jaehyun.

—¿Qué te ocurre?— Consultó cuando Taeyong suspiró por quinta vez en un minuto.

—Nada...solo...— Bajó la mirada y un sonrojo llegó a sus mejillas. —Tengo hambre... — Jaehyun sintió se sintió culpable por no preocuparse del Omega.

—Bien.— Soltó la prenda. —Vamos a comer.

—¿Juntos?— Abrió los ojos en sorpresa.

—¿Qué esperas?— Se marchó.

En el centro comercial no habían restaurantes de lujo, por lo que Jaehyun añadió: —Escoge algo para comer, quiero saber qué es lo que los plebeyos comen.-- Taeyong lo fulminó antes de caminar hacia una tienda de hamburguesas, pidió dos hamburguesas, y tomaron asiento en una de las mesas.

—¿Esperas que coma esto?— Jaehyun preguntó.

Taeyong asintió mientras metía una patata frita a su boca. —Es deliciosa.

—¿Dónde hay cubiertos?

—Con las manos.

—¿Estás loco?

—Si no quiere comer, está bien, descuente de mi sueldo la hamburguesa.

Más que incómodo, Jaehyun tomó la comida y la acercó a su boca para darle un mordisco.

Nunca había probado cosa más deliciosa en su vida. Sorprendido, olvidó su término de melindroso, y la comió completa.

—Veo que le gustó, señor Jeong, ¿Nunca había probado una hamburguesa?

Jaehyun negó. Taeyong comenzó a reír cuando vio la comisura de Jaehyun sucia con ketchup, el sonido más hermoso a los oídos de Jaehyun.

—¿De qué te ríes?

—Bueno...tiene algo sucio.— Señaló. Jaehyun tosió y limpió con una servilleta su comisura, pero no salió del todo.

—No, señor Jeong, aún no sale.— Tomó una servilleta y limpió lo restante, tal como si fuese un bebé.

Jaehyun se puso de pie antes de salir del restaurante, con la mirada gacha en todo el transcurso.

Bebé [Jaeyong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora