𝐀𝐜𝐭𝐨 𝐈

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Aᴜɴϙᴜᴇ ʟᴀ ʀᴏsᴀs sᴇ ᴍᴜᴇʀᴀɴ
Yᴏ ϙᴜɪᴇʀᴏ ᴇsᴛᴀʀ ᴊᴜɴᴛᴏ ᴀ ᴛɪ
Aᴜɴϙᴜᴇ ᴇʟ ɪɴғɪɴɪᴛᴏ ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴇ sᴜ ғɪɴᴀʟ
Qᴜɪᴇʀᴏ ᴠᴏʟᴠᴇʀ ᴀ ʀᴇsᴘɪʀᴀʀ ᴅᴇ ᴛᴜ ᴄᴜᴇʀᴘᴏ
Y ʀᴇᴄᴏʀᴅᴀʀ ϙᴜᴇ ᴇsᴛᴀ́s ʜᴇᴄʜᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴍɪ́
Vᴇɴ﹐ ᴛᴏᴍᴀ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ ʏ ϙᴜᴇ́ᴅᴀᴛᴇ ᴀϙᴜɪ́ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ
Qᴜᴇ ʟᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ᴠᴇɴɢᴀ ᴘᴏʀ ʟᴏs ᴅᴏs






—Mi príncipe— uno de los soldados interrumpió los pensamientos de Antípatros, quién volvía a examinar aquel mensaje llegado desde Roma, las ordenes del Divino Augusto eran claras y era un censo de la población y eso incluía los belicosos territorios en Judea, territorios que desde la ocupación romana habían traído problemas a la potencia itálica. Un censo....eso iba a triplicar como mínimo la población en una cantidad de tiempo muy corta y eso no causaría otra cosa que problemas en diversas ciudades, sobretodo en Jerusalén, la capital de Judea, donde se encontraba el centro de poder político y religioso de Judea.

—Mi príncipe—volvió a insistir el soldado haciendo que Antípater levantase la cabeza del pergamino que tenía entre sus manos.

—Discúlpame, Tigo— Antígono, Tigo, era uno de los hombres de confianza de la guardia y una de las pocas personas que el joven confiaba plenamente —¿Ha ocurrido algo?

—Ayer fue detenida una joven en una de las aldeas colindantes porque ha estado organizando revueltas contra las leyes de su padre— Antípatro se tensó notablemente, las ultimas medidas de su padre sobre el pueblo llano habían sido profundamente impopulares al aumentar los impuestos, creando numerosas protestas que fueron fuertemente reprendidas por los soldados, y por él mismo, ¿para que negarlo? Aunque después se sintiese sucio y avergonzado pero cumplía su deber como príncipe...era lo que se esperaba de él.

—¿Por qué me lo comunicas a mí, Antígo?

—Si se lo comunico al rey no dudaría en mandarla ejecutar de inmediato....— bufó, ¿por qué le hacía esto? Claro que él no era capaz de mandar a matar a alguien así de fácil, pero por supuesto la chica debía de sufrir algún castigo importante por rebelarse contra la autoridad del rey y a él no le quedaría otra que ser testigo sino era el propio brazo ejecutor como por desgracia había hecho en más de una ocasión.
Porque era su deber.
Porque era lo que se esperaba del heredero del trono.
Era lo que se esperaba del hijo de Herodes.

Acompañado de Antígono, el príncipe fue hacía los calabozos donde hacía oídos sordos cada vez que ponía sus pies ahí de los gritos de los presos, las súplicas por la liberación, ya fuese la propia muerte en vez de vivir así, acinados en las celdas y siendo objetos de  torturas porque su padre en numerosas ocasiones le gustaba verlos agonizar y suplicantes mientras eran reducidos a puro despojo humano. Y el olor.....el olor de tanta gente ahí, la sangre seca....de pequeño le revolvía el estómago pero con el tiempo se fue acostumbrando  aunque la molestia inicial siempre seguía.

—La han puesto en una celda separada, si la meten en otra seguramente no salga viva o si lo hace lo hará con algún bastardo de estos infelices.

—Si sale de aquí va a ser para ser ejecutada— respondió secamente Antípatros mientras recorrían los pasillos hasta la puerta de una celda y a través de los barrotes vio sentada en el suelo una figura femenina.

—Esta es la pequeña rebelde— dijo Antígono con un poco de burla mientras abría la puerta la cuál hizo un chirrido desagradable — Inclínate ante el príncipe Antípatros de la casa de Herodes.

—No pienso hacerlo— la chica hasta ese momento había permanecido de rodillas, atada de uno de sus tobillos por una cadena a la pared que le proporcionaba algo de movilidad pero reducida, alzó su rostro mirando directamente a los ojos al príncipe y al soldado con un gesto claramente retador. Ella era muy hermosa a ojos de Antípatro, una muchacha de piel canela y ojos oscuros enmarcado su rostro de suaves facciones con una larga melena oscura, no llevaba ningún tipo de velo cubriendo su cabeza. 

—¿Y esta chica ha hecho tanto escándalo?— preguntó Antípatros levantando una ceja ante la visión de aquella muchacha.

—Parece inofensiva, pero se ha dedicado a lanzar piedras a los cobradores de impuestos y cuando han ido a detenerla ha llegado a morder a uno de los soldados— contuvo una risa, normal que se hubiese dirigido a él en vez de a su padre porque su padre llegaba a enterarse de que un soldado había sido magullado por una muchacha los cuervos ya estarían alimentándose de ese pobre. 


 

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—Así que....— Antípatros se agachó a la altura de la muchacha tomando su rostro con su mano con motivo de intimidarla un poco por la cercanía y que además no dejase de mirarle, puras técnicas de intimidación, pero en su lugar la chica quedó quieta y aún con la cabeza en alto sin un signo de arrepentimiento — te has dedicado a agredir a miembros del gobierno y además a soldados.

—Lo volvería a hacer mil veces más.

—Deberías mostrar respeto por el príncipe, insolente— dijo Antígono detrás de ambos, a lo que la joven frunció el ceño.

—Estoy mostrando el respeto que merece, ninguno— siseó y de un rápido movimiento apartó su rostro de la mano de Antípatros quien había aflojado un poco su agarre porque a fin de cuentas era una chica encadenada, pero fue más rápido evitando un mordisco en la mano por parte de aquella fémina, no intervino cuando Antígono dio unos pasos hacía ellos y tumbó a la chica de un fuerte puntapié en el estómago dejándola en el suelo sujetándose a si misma emitiendo una queja de dolor.

—Diría más que es una serpiente que una chica.

—O una bruja....

—No es una bruja, Tigo. Es una chica que necesita disciplina y conocer dónde esta su lugar— Antípatro se acercó a la chica que se había hecho un ovillo sobre el suelo de la celda, un suelo húmedo lleno de paja — ¿Sabes que por lo que has hecho podrías ser condenada a muerte? ¿Quieres morir acaso?

—Moriré...pero otros ocuparán mi lugar— siseó la joven a lo que Antípatro se incorporó.

—Que se quede aquí, vamos a tener que interrogarla de si tiene más cómplices que conspiran contra el poder....ah y Tigo....que no se entere de mi padre, quiero resolver esta situación solo y en la mayor discreción posible. 
Antes de abandonar la celda le dedicó una última mirada a la chica que se incorporó apoyándose en uno de sus codos mientras miraba al príncipe, una mirada salvaje y retadora. 

Además de hermosa 




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𝑰𝒏 𝒎𝒚 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅      ᶜᵃᵐᶤᶰᵒ ᵃ ᴮᵉˡᵉ́ᶰ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora