Capítulo 28

86 14 2
                                    

Aterrada, sintiendo el pánico recorrer cada célula de su cuerpo, desaparece del salón para ir hasta su habitación donde se encierra respirando con dificultad, la idea de separarse de su marido la aterra, se mueve por la habitación nerviosa sin saber con exactitud qué debe de hacer.
En ese momento llama su abuela, en un principio quiere aparentar de no ocurrir nada, aunque no la pueda ver, María la conoce lo suficientemente bien como para saber que algo le ocurre a su nieta.
Zara le cuenta todo a su abuela, al otro lado no se escucha nada y Zara se preocupa.

— Abuela, ¿Estás ahí?

— Sí, aquí sigo. Escúchame con atención Zara.
Leonor es mi hija, y por ello no voy a justificar lo que hace, como tampoco estoy de acuerdo con su forma de actuar. Aún así, es mi hija, perdono y trato de convencerla para que recapacite y haga las cosas de la mejor forma posible y la más correcta.
Aún así, te digo Zara que aunque sea tú madre, Yassir es tu marido y debes de apoyarlo, yo no te criado para que seas una cobarde, tú no has hecho nada malo por lo que no tienes que sentir vergüenza de nada y mucho menos tengas que huir.

— Pero Yassir me ha dicho que nos vamos a divorciar, solo tengo que elegir. No sé qué hacer abuela, es mi madre o mi marido.

— Te equivocas querida. Es tú felicidad por la que debes de luchar. Yassir solo trata de protegerte y lo está demostrando, pero tú debes de estar segura de tí misma y apoyarlo.

Zara se queda en silencio unos minutos reflexionando sobre la conversación mantenida con su abuela.
Al salir de su habitación busca a su marido el cual está hablando por teléfono.
Al terminar, Zara se acerca hasta él parándose a pocos metros de él, le ruega que la perdone por estúpida.
Sin querer sollozar, habla intenta darle una explicación mientras Yassir la escucha, se voltea y al observarla tan triste la abraza fuerte en silencio.

— Te amo tanto Yassir que me siento culpable de haber querido huir de tu lado.

— No te preocupes mi querida Caperucita. Quizás haya sido yo un poco brusco, no debí decirte eso. Aún así, quiero decirte que sigo con la idea de vengarme de Leonor, ella  no debe de salir impune por sus acciones y caprichos. Yo mismo me encargo de hacerle ver que las cosas no se consiguen a costa del sufrimiento de otros.
Leonor sabía perfectamente que mi padre estaba casado y aún así se convirtió en su amante para casarse con él.
Recuerdo las noches donde mi madre lloraba amargamente, llegaba a escucharlos de discutir, y mi padre tardaba días y hasta semanas en volver a casa.
Mi padre y yo mantendremos una larga charla. Es mi padre, sin embargo no voy a quedarme tranquilo hasta que no le diga todo lo que pienso de la manera que actuó conmigo y con mi madre.

— Piensa que Ingrid está en medio de todo este conflicto y ella tampoco tiene culpa de nada.

— Te das cuenta Caperucita, tres personas inocentes debemos de pagar las consecuencias de nuestros padres. No es justo para nosotros porque no hemos hecho nada malo y sin embargo nos obligan a tener una vida donde nadie nos pregunta nada, solo somos marionetas en manos de adultos.
Ahora los adultos somos nosotros, y hay que hacerles entender donde se han equivocado aunque sea tarde.

— Espero que todo esto salga bien, siento miedo de que pase algo malo entre nosotros tres.
No me gustaría dejar a un lado a mí hermana.

— Tranquila Zara, nuestra hermana sabrá todo, yo mismo me encargo de protegerla para que nada le ocurra, de hecho he pensado que venga a vivir con nosotros, conozco a Ingrid y sé que todo esto le puede afectar demasiado a su salud.

— Estoy de acuerdo, mejor que venga a vivir con nosotros.

Yassir y Zara se abrazan más aliviados, se miran con ternura uno al otro hablando sobre como empezarán con su plan.

Emoción Versátil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora