cuatro

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El ambiente había cambiado en el piso. Y lo agradecía enormemente. No sabía qué había pasado desde que quedaron, pero Martin era mucho más atento, mucho más agradable. Hablaban siempre que se encontraban en alguna parte de la casa; aunque preguntas triviales como "¿qué tal están tus amigos?" O si "necesitaba algo del súper", pero Juanjo estaba contento de sentir que por fin eran algo más que extraños viviendo en un mismo sitio.
Llegaron incluso a cenar juntos esa misma noche, Juanjo sorprendido de ver a Martin arreglado, con unos pantalones anchos de vestir y una camisa con los primeros botones desabrochados. Apartó la mirada antes de que Martin lo notase mientras se preparaba la cena.

–¿Sales hoy?– Martin asintió, mirándolo sonriente.

–Chiara ha vuelto de Londres. Tiene que venirse si volvemos a quedar, os caería muy bien.

–¿Adónde vais?– Intentó parecer desinteresado, concentrándose en recalentarse un tupper, aunque miró de reojo cómo el otro se sentaba en la barra de la cocina.

–No tenemos entradas para nada, supongo que iremos a algún bar a tomarnos algo y, si la cosa se alarga, a la discoteca en la que trabaja la hermana de Rus. Siempre nos cuela.

A Juanjo le esperaba una noche de verse alguna peli en videollamada con Álvaro. Había pensado en llamarlos para que fueran a su piso, pero Bea ya había quedado con su novia y a Álvaro estaba empezando a dolerle la barriga. Hizo como que el plan de Martin no le daba envidia y se sentó a cenar.

–¿Te molestaría mucho si duerme alguien aquí?– Juanjo pensó en la frialdad de Ruslana, aceptaría lo que fuese con tal de que fuera simpática con él. Aparte, ya había visto a las amigas del vasco y no existiría mucha diferencia entre verlas cenando y encontrárselas por la mañana desayunando en su cocina.

–Qué va, también es tu casa.– Martin le sonrió.

–Gracias.

Compartieron una mirada sincera. Ya se habían vuelto rutina siempre que se encontraban en el pasillo, en la cocina, cuando uno de los dos llegaba y el otro ya estaba allí.
Juanjo no paraba de darle vueltas al cambio de Martin. Buscando razones, pensando en si conocer a sus amigos le había convencido de que no era una mala persona y merecía su amabilidad. No le iba a preguntar porque no sabía cómo sacar el tema, lo único que se le había ocurrido era ser directo la próxima vez que saliesen y ambos llevasen varias copas.

–¿Y tú?– Martin lo sacó de sus pensamientos. Él se encogió de hombros.

–No creo que haga nada. Álvaro está malo y Bea con su novia.

–A ver, si quieres...

–Voy a ver una peli. Me apetece mucho. Quedarme.– Le cortó y esperó que su mentira no fuese muy evidente, pero todavía sentía que lo que tenían era muy frágil como para cagarla saliendo él solo con las amigas del vasco. No se fiaba de sí mismo. Perdía el control de sus acciones demasiado pronto, y no quería verse metido en una pelea con Ruslana cuando se le escapase decirle a Martin que había sido un borde de mierda durante un año.

Su compañero de piso no tardó mucho en irse, despidiéndose con la mano y dándole las buenas noches, haciendo a Juanjo sonreír. Llamó a Álvaro cuando estuvo tirado en su cama, el reloj de su móvil marcando las once. Su amigo aceptó la videollamada al primer toque.

–Hola, amor.

–Por Dios, Álvaro, estás fatal.– Sus ojeras eran evidentes a pesar de la baja calidad de la videollamada, y, a lo mejor por la luz, se le veía mucho más pálido de lo normal. Álvaro se limitó a murmurarle un "que te follen" sin levantar mucho la voz; supuso que sería consciente de que parecía que no había dormido en días.– ¿Quieres que vaya? ¿Necesitas algo?

am i homophobic? - juantin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora