Katherine se encontraba sentada con la espalda apoyada en el árbol y jugando distraídamente con una roquita,Thomas permaneció allí sentado. Al final se obligó a mirar el destartalado edificio al cual se habia dirigido Newt hace un par de minutos.Un ruidito metálico que provenía de las ramas sobre sus cabezas atrajo la atención de ambos y les hizo alzar la vista; vieron un destello de la luz roja y plateada justo antes de que desapareciera al otro lado del tronco.
—Esa era una de las cuchillas escarabajo—dijo alguien.
Kat se levantó y ambos se volvieron para ver al chico bajito y regordete que estaba a su lado. Era joven, el más joven que habían visto hasta ahora. El pelo castaño rizado le caía por las orejas,de no ser por esos ojos marrones que solo expresaban dulzura.
Thomas le hizo un gesto con la cabeza.
—¿Una cuchilla qué?
—Una cuchilla escarabajo- repitió el chico, señalando la copa del árbol—. No os hará daño, a menos que seáis tan estupídos como para tocarla novatos.
Otro grito, este más largo y desquiciante, cortó el aire y a Katherine le dio un vuelco el corazón. El miedo era abundante sobre ella.
—¿Qué está pasando ahí?— preguntó al tiempo que señalaba el edificio.
—No lo sé— contestó el chico rellenito, que aún tenía la voz de niño-. Ben está ahí, más enfermo que un perro. Le cogieron.
—¿Quienes?—dijo la morena sin pensarlo.
-Es mejor que nunca lo averigües novata- respondió el chaval, que parecía muy lejos de estar cómodo con aquella situación. Le ofreció la mano a la chica-. Me llamo Chuck.
La chica correspondió el saludo y segundos después Thomas hizo lo mismo.
—Yo soy Thomas y ella es mi...—hubo un silencio.
—Soy Katherine pero puedes llamarme Kat- contestó la chica para romper ese silencio incómodo.
-Pues encantado novatos- respondió Chuck- ¿qué hacéis aquí?- dijo segundos después.
-Pues se supone que tu jefe Alby nos iba a hacer la visita guiada pero está ocupado- dijo mientras miraba a aquel lugar que no causaba una buena impresión.
Thomas miró a Chuck, sin dar crédito a lo que acababa de decir Kat. Esta paso por delante de los dos y se dirigió al viejo edificio. Parecía tener tres o cuatro metros de altura y estar a punto de caerse en cualquier momento. Era una demencial colección de troncos y tablas.
—No os preocupéis, yo cuidaré de vosotros- dijo Chuck mientras llegaba a la entrada del edificio con Thomas a su lado.
La chica alargó la mano hacia la puerta, una fea tabla de madera descolorida por el sol, y la abrió de un empujón para ver varios rostros estoicos a los pies de una escalera llena de curvas, cuyo peldaños y barandillas se retorcían y giraban en cada direcciones. Aquel sitio olía a polvo y a moho, un gran contraste con los agradables olores de afuera. Unas trémulas luces florescentes brillaban en el techo.
—Anda, mira, es la novata y su amiguito— dijo uno de los chicos mayores. Parecía tener unos quince años, era alto y flaco. Su nariz era tan grande como un pequeño puño—. Estos pingajos seguro que se han cloncado en los pantalones cuando ha oído al bebé de Benny gritar como una niña. ¿Necesitas un pañal limpio, novata?
—Me llamo Katherine
Tenía que alejarse de aquel tío. Sin decir nada más, se dirigió a las escaleras, solo porque estaban cerca como solo porque no tenía ni idea de qué hacer o de qué decir. Pero el matón se le puso delante y levantó una mano.