Capítulo 1

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El sol se coló por las ventanas a las seis de la mañana. Un soplido de aire entró por la ventana semi-abierta  haciendo revolotear las cortinas escarlatas. Jennifer se despertó , si aunque fueran las seis de la mañana, perlada de sudor y respirando agitadamente. Si pensaron que fue un sueño de mestizo...pues acertaron; fue un sueño de mestizo pero no cualquiera uno en especial aterrador. Se había despertado a mitad del bosque como a las diez de la noche, rasco el pasto amarillento intentando averiguar si aquello era real. Su primer error, cuando su piel hizo contacto con la tierra el suelo se abrió en una gran grieta y la engulló llevándola a la oscuridad. Caía y caía en aquel pozo con una negrurakp que el mismísimo Hades hubiera envidiado, podría haber pasado una eternidad  y ella ni siquiera se hubiera dado cuenta, después de todo podría ser como el casino Lotus en el que podías pasar horas y en el mundo mortal pasaban años. Aterrizó en el suelo,  Jennifer flexionó ambas manos  frente a su cara para que el impacto fueran a aquellas, al caer sintió como el dolor le recorría cada célula , definitivamente, se había dislocado el hombro. Con dificultad  se levantó descansando su peso en el brazo derecho. Levantó la vista a la caverna; era gigante, era del tamaño de cinco campos de fútbol, el techo era abovedado y las paredes rocosas estaban pintadas de color plata en el centro un trono se levantaba construido de oro con incrustaciones de jade y ópalo. Una voz gruesa y cavernosa apago el silencio que se había instalado.
- Al fin llegas semidiosa- la voz se dirigió a mi-estuve esperándote demasiado tiempo, cuatro mil años para alzarme
-¿Quién eres? - intento sonar firme-¿Qué quieres?
- Oh, Jennifer querida oí las grandes hazañas de tu hermano espero y estés a su nivel
Oyeron eso, eso fue lo que rompió el vaso. Sabía que no estaba nada a la altura de Percy ¿Pero tenían que mencionarlo y compararme con el? Nublada por la ira presione el diamante de mi collar y lo convertí en mi espada de bronce celestial de un metro y arremetí contra la voz.

En medio de dos mundos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora