Ignorar y disculpar

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Despertó a las cinco de la mañana, perlada de sudor. Había tenido el mismo sueño, pero este se había sentido más vivido más...real. Aquello la asusto no quería ser parte de ello, si era una cobarde, pero se rehusaba a ser parte de eso. Todo podía salir mal seguro, y lo haría, terminaría arruinando todo.
-Bien-se dijo- respira, no es nada.
Cautelosamente salió de su litera y camino a paso pausado, procurando no despertar a Percy, hacia el armario. Recogió un short negro con la bandera de Estados Unidos y una polera gris clara. Camino hacia el baño a tomar una ducha.
*
Salió de su cabaña y fue en línea recta hacia la de Atenea, necesitaba a Annabeth. Al llegar toco la puerta y, en unos segundos un chico (muy guapo, ha de añadir) de cabello rubio y ojos grises azulados abrió la puerta.
-¿Necesitas algo?
Wow eso fue... directo. Se aclaró la garganta.
-Em, si, de hecho si
La miró con expectación
-Y eso es...-la incentivo a que terminase.
-Oh, sí claro-sacudió su cabeza-¿Está Annabeth?
El chico-guapo-directo asintió y señaló con la cabeza hacia adentro
-Pasa
En su interior tenía un taller y una biblioteca, con todas las literas apretujadas contra la pared (como si dormir no importara mucho). La biblioteca estaba llena de estanterías y pergaminos antiguos, así como mesas y sillas para estudiar y leer.El taller también estaba lleno de mesas y bancos de trabajo, con armarios llenos de materiales para construir cosas. En la pared se mostraban colgando todo tipo de planos, mapas de guerras antiguas, armaduras y varios modelos en 3D de edificios. Jennifer describió la cabaña como un taller para cerebritos.
-Oh, hola Jennifer
Annabeth se encontraba en una de las mesas tecleando rápidamente en un ordenador. Levanto la vista y le sonrió.
-!Annabeth¡-miro a su alrededor- ¿Podrías pasarme algún mito acerca de una caverna con un trono de oro?
La miró sorprendida no es que los hijos de Poseidón vinieran frecuentemente y menos para pedir algún libro
-Si, debe estar aquí
Annabeth se levanto y rebusco por entre los pergaminos de la letra R a la U.
-¡Bingo!- de entre el montón saco uno muy viejo y se lo extendió- toma
-Gracias Annie
-No es nada, pero...si no es molestia, claro,¿para qué lo necesitas?
- Ah, una amiga me hizo una adivinanza y supuse que encontraría aquí la respuesta
Annabeth la miró con ojos recelosos estaba claro que no le creía. Sin embargo, lo único que hizo fue asentir y seguir tecleando en el ordenador.
Jennifer apresuró su paso y, en el linde del bosque abrió el pergamino.
-Ay, dios, en que acabo de meterme
Ahí escrito estaba un nombre que nunca olvidaría, allí escrito estaban sus pesadillas

En medio de dos mundos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora