*DIECINUEVE*

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Seokjin

—Hombre, esta noche no quería dormir—, susurro mientras veo a Jungkook pasear a una Hazel ahora dormida por la habitación, con la cabecita apoyada en su hombro.

—Sí, odio las noches así. Cuando sé que está muy cansada, pero se resiste.

—No tiene nada de malo ser una luchadora—, digo, sonriendo mientras los observo. No aparto los ojos de la espalda de Jungkook mientras la deja en la cuna.

Se acerca y se sienta en el sofá, donde ha estado esperando nuestra cena mientras él la dormía. Lo intenté, pero no lo conseguí. Luego él lo intentó y ella tampoco quiso. Estuvimos yendo y viniendo durante un rato hasta que la princesita por fin cedió.

Caliento la comida y la llevo, pero me sorprendo cuando Jungkook me agarra por la nuca y me da un beso profundo. Estoy a punto de decir que le den a la comida cuando me suelta y agarra su plato.

Me quedo un rato sentado, un poco aturdido. —¿Qué ha sido eso? 

Me dedica una tímida sonrisa. —Sólo quería hacerlo todo el día, pero estuvimos todo el día ocupados.

—Sí, fue así—, digo tontamente, llevándome el dedo a los labios y pasándolo como un fantasma por donde acaba de besarme. Todavía me hormiguean. —Yo también quería hacerlo.

Me pasa la mano por la mejilla y me da un beso rápido en los labios.

—Come.

Obedezco sin rechistar porque me muero de hambre. Nos sentamos en el sofá, viendo algún programa que ni siquiera estoy seguro de ver y comiendo de nuestros platos. Sigo esperando a que Hazel se despierte, pero aún no lo ha hecho.

Después de cenar, fregamos los platos juntos en el fregadero y no puedo evitar pensar en lo condenadamente doméstico que es esto. Se siente bien. Me pregunto si a él también.

No me atrevo a preguntar.

—Creo que Brooks también tiene fiebre de bebé—, dice, y no me sorprende en absoluto. Hoy lo he visto hablando con Brooks en el gimnasio mientras Brooks sostenía a Hazel. Sinceramente, es imposible no querer a esa niña.

Es tan dulce e inocente. Y su risa... esa maldita risita, lo juro. Estoy seguro de que le cedería mi coche si pensara que podría hacerla reír. Por suerte, parece totalmente satisfecha con las golosinas para bebés que le llevo y algún que otro juguete.

—Tendrá un bebé enseguida—, bromeo.

—Aunque dice que no le importa ser el tío Brooks—. Se seca las manos con el paño de cocina y entonces me doy cuenta de que parece bastante tenso y completamente en sus pensamientos. Le quito la toalla y me seco las manos antes de tirarla a la encimera. Luego le agarro la cara con las manos, con el culo contra la encimera detrás de nosotros.

—¿Y eso te ha molestado?

—No. —Su voz es un ronquido tranquilo, casi nervioso. —Quiero decir que probablemente estaba hablando de cuando Nam y Jimin tengan a su hijo—. Parece inseguro y le doy un suave beso en sus hermosos labios.

—Pero...— Le doy otro beso en la mandíbula y luego en el cuello.

—Pero creo que sería genial si también hablara de Hazel.— Y ahí está. Ese poco de esperanza. Puedo sentir cuánto desea eso, y no tengo ninguna duda de que Brooks lo decía por Hazel tanto como por el hijo de Nam y Jimin.

—Puedes dejarlos entrar, Jungkook—, suspiro, deslizando la lengua por la vena de su cuello y llegando hasta sus labios, donde la arrastro por la costura de su boca. Echa la cabeza hacia atrás y yo lo sigo, besándolo suavemente.

—Quiero—, admite, lo que me deja helado.

Empiezo a apartarme un poco, y él me sigue esta vez, sus labios sellan los míos mientras su lengua se introduce en mi interior. Me agarra del pelo y, cuando lo levanto para sentarlo en la encimera, me rodea la cintura con las piernas y me mantiene en mi sitio.

No puedo dejar de tocarlo. Ninguna parte de mí quiere hacerlo. Le arranco la camisa por encima de la cabeza y exploro su sexy pecho, pasando la lengua por cada uno de sus pezones y disfrutando del modo en que sus caderas me empujan, suplicándome más. Su polla se frota contra la mía, apoyo las manos en sus hombros, vuelvo a su boca y le beso con fuerza.

—Puedes dejarnos entrar a todos—, suspiro suavemente contra sus labios.

—Quiero hacerlo. Dios, quiero, pero tengo miedo—. Dudo que se dé cuenta de lo valiente que es admitiendo eso en voz alta, y no lo presiono. En lugar de eso, decido mostrárselo.

Deja que lo levante lo suficiente como para bajarle el pantalón, revelando que no llevaba ropa interior después de ducharse. Su polla se alza orgullosa entre nosotros. —Jesús, eres precioso.

Vuelvo a besarlo, y sus manos se dirigen a la cintura de mi pantalones y me la baja junto con los calzoncillos por el culo. Mi polla se libera y nuestros labios y nuestras manos se enredan. Explorándonos y besándonos mientras nos atropellamos. Cuando meto la mano entre los dos y envuelvo nuestros penes, acariciándolos con firmeza, él grita de placer y yo me lo trago.

Lo muerdo, lo beso y exploro su boca con la lengua mientras empujamos nuestras pollas, utilizando nuestro presemen para que se deslicen sin esfuerzo por el túnel que ha creado mi mano.

Él se corre primero con un grito áspero, sus dedos se clavan en mis nalgas y me obligan a seguirlo. Nuestro semen cubre mi mano mientras la arrastro sobre nosotros hasta que ambos nos volvemos demasiado sensibles.

Intento recuperar el aliento mientras me inclino hacia delante, nuestras frentes se tocan mientras apoyo la otra mano sobre su corazón palpitante, sintiendo lo afectado que está por nuestro tiempo juntos. — Tienes el corazón acelerado.

Una de sus manos sube desde mi culo y cubre mi propio corazón mientras él jadea, intentando recuperar el control. —El tuyo también.

Sonrío y beso sus labios suavemente. —No me iré.

Se aparta para mirarme a los ojos. Veo cómo brillan mientras se muerde el labio inferior. —Tengo tantas ganas de creerlo.

Sé que eso es lo mejor que puede pasar en este momento, y lo aceptaré. 

—Lo conseguiremos—, le digo con otra presión de mis labios sobre los suyos antes de ayudarlo a bajar y limpiarnos los dos.

Por suerte, Hazel sigue profundamente dormida en su cuna y Jungkook no duda en llevarme a su cama, metiéndonos los dos bajo las sábanas y tumbándonos de lado. No hablamos de lo rutinario que se ha vuelto esto.

No necesito hablar de ello porque lo siento, y cuando me roza la mejilla con la mano, noto que él también lo siente.

—Ven conmigo mañana.

Los dos tenemos el día libre, y la petición se me cae de la boca, pero sé que lo quiero. 

—¿A dónde?

—Soy voluntario en uno de los refugios. Tengo que ir a ver cómo está Evan.

—¿El niño que te preocupaba?—. Sonrío porque escucha cuando hablo. En realidad, tampoco importa de qué hablo. Ya sea sobre mi sabor favorito de batido o sobre el voluntariado, Jungkook escucha.

—Sí. Solo necesito asegurarme de que le va bien. Intentar que vuelva a hablar con Hoseok.

No creo que Evan vaya a hablar con nosotros, pero necesito al menos verlo con mis propios ojos, habiéndome encariñado bastante con el chico en los últimos meses. Tengo que recordarme a mí mismo que no puedo salvar a todo el mundo, pero maldita sea, puedo intentarlo.

—Sí. A mí también me gustaría conocerlo—. Me acerca y me acurruco en su pecho. No me imagino que ir al refugio vaya a ser tan fácil para él, pero me alegro de que haya aceptado ir.

Quiero compartir con Jungkook todo lo que pueda de mi vida.

*Abandonado*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora