*VEINTIDOS*

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Jungkook

—¿Estás seguro de que está dormida?— Seokjin me susurra al oído mientras me pellizca el lóbulo, volviéndome momentáneamente estúpido.

No puedo pensar con sus manos sobre mí, pero de todos modos no quiero pensar ahora. 

—Sí. Está dormida—, digo y tiro de su enorme cuerpo para que me cubra en el sofá. Hazel lleva fuera casi una hora y nos hemos estado besando en el sofá como un par de adolescentes.

Es frenético y desesperado, pero lento y lánguido al mismo tiempo. Quiero conocer cada parte de su cuerpo, pero me da miedo que se acabe si mi hija se despierta o, Dios no lo quiera, si él vuelve en sí.

Se sienta para quitarse la camisa y vuelve a inclinarse para besarme. Siento un intenso escalofrío que me recorre todo el cuerpo por el contacto. 

—Te deseo—, suspiro contra su boca.

Se sienta, me quita la camisa y se tumba contra mí, con su piel abrasándome. —Me tienes a mí.

Mi corazón vuelve a estallar de esperanza, pero me limito a besarlo con fuerza, mi mano deslizándose por su suave espalda, por cada músculo. 

—Quiero decir que te quiero dentro de mí.

Todo su cuerpo se pone rígido, se aparta y me mira a los ojos. —¿Lo quieres?

Asiento con la cabeza, con los nervios a flor de piel, pero también con pura excitación. 

—Lo quiero.

Me besa suavemente, respira con dificultad y su voz se vuelve áspera cuando pregunta: —¿Alguna vez...?— Se aparta lo suficiente para poder mirarme a los ojos —¿Lo has hecho antes?

Niego lentamente con la cabeza. 

—He tonteado con chicos, pero no he tenido sexo de verdad—. Aunque me corrí y me aseguré de que mi pareja se corriera, así que puede que fuera sexo, pero no fue nada parecido a esto.

Ninguna experiencia había sido así antes.

—Sabes que estoy bien con las dos formas—, me besa suavemente de nuevo. Su peso es sostenido por sus brazos plantados a ambos lados de mi cabeza. Es un ajuste apretado en el sofá. —Podemos ir despacio. Si quieres... puedes estar dentro de mí primero.

Mi corazón se acelera, pero niego lentamente con la cabeza. 

— Quiero eso—. Me inclino, le robo los labios y le cubro el corazón con la mano. —Pero primero quiero esto. Te necesito.

Y lo digo en serio. Con Seokjin, no hay presión. Sólo estamos nosotros. Esto es lo más tranquilo y lo más seguro que he sentido nunca, y sé, sin duda, que él cuidará de mí. Lo hará bien para mí.

Se aleja de mí, se baja los pantalones y los calzoncillos, y su polla tiesa queda delante de mí. Una nueva sensación de miedo me recorre mientras miro su larga y gruesa polla, preguntándome si funcionará. Seokjin se sienta a mi lado, tira de mí para que me siente y me agarra la cara con las manos. —Si no te gusta, podemos parar. En cualquier momento.

Sonrío. 

—Lo sé. —Confío plenamente en él, y es jodidamente aterrador. —Quiero esto.

No discute conmigo, lo cual me gusta, y agarra sus vaqueros del suelo, sacando un condón y un paquete de lubricante. Mi corazón se acelera por la tensión, pero también por la excitación. 

—¿Necesitamos el condón?

Sé que es para estar seguros, que apenas nos conocemos. Pero también sé que eso es mentira. Me conoce mejor que nadie. Mejor de lo que he permitido que nadie me conozca. Se aclara la garganta y veo los nervios en sus ojos. —Yo nunca...

*Abandonado*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora