*TRECE*

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Seokjin

No lo hagas. No lo hagas.

Hazlo. No lo hagas. Hazlo.

—Háblame de Maggie. ¿Qué pasó?

Maldita sea. Realmente soy estúpido a veces.

Sorprendentemente, Jungkook no parece tan sorprendido por mi pregunta. Está tumbado de lado en su cama, frente a mí, con Hazel entre nuestros cuerpos. Ha sido un largo día de trabajo y lo he convencido para ir a nadar después.

Utilicé su ducha y me puse unos pantalones cortos y una camiseta que había agarrado del piso de abajo, luego le di el biberón a Hazel en la cama mientras Jungkook se duchaba. Supongo que estaba más cansado de lo que parecía, porque acabé tumbándome cuando Hazel lo hizo y, para mi sorpresa, Jungkook hizo lo mismo, en su otro lado, cuando salió.

Esto se siente íntimo pero tan malditamente bien, que podría llorar.

Se desmayó hace un momento y, en lugar de levantarnos, nos quedamos aquí. Y entonces tuve que abrir mi estúpida boca.

Porque tengo tantas preguntas para él. Son interminables. Quiero saberlo todo sobre este hombre que se ha convertido en una ligera obsesión en el último mes.

—Su muerte...— Empiezo, mi voz tranquila.

Él parece sorprendido mientras mira de Hazel a mí y luego niega con la cabeza. 

—No. Ella no...—. Se aclara la garganta y respira hondo. Se levanta y agarra a su hija en brazos. Me siento, dispuesto a escuchar cuando inevitablemente me diga que me vaya.

La tumba en la cuna que compró hace una semana. Le preocupaba que no fuera lo bastante elegante, pero le dije que era una locura. A Hazel no le importa, y no la usará siempre. Parecía una locura comprar una más elegante.

Vuelve a sorprenderme cuando se sienta de nuevo en la cama, dobla una pierna por la rodilla y se sienta cómodamente. —No está muerta.

—¿No lo está?— Miro su expresión sombría. —Dijiste que se había ido...—. Intento atar cabos. —Y luego apareciste en el grupo de apoyo para traumas... Pensé...

Sacude la cabeza, con los hombros caídos. —Estaba allí más por la parte del apoyo. No por el trauma de perder a alguien, al menos, no porque Maggie muriera.

—Lo siento. Asumí que ella estaba...— Parece que no puedo decir la palabra.

—Maggie es una adicta. Intentó desintoxicarse, y yo intenté ayudarla a toda costa. Pero nunca funcionó. Se iba durante meses y yo intentaba seguir adelante.

—¿Salieron?— Pregunto en voz baja.

—No—, dice ronco, y vuelve a tumbarse de lado, frente a mí como antes. Capto la indirecta y me tumbo con él, con un espacio del tamaño de Hazel entre nuestros cuerpos. —No quería volver a pasar por ese dolor. Enganches. Gente cualquiera.

No me extraña que se refiera a sus ligues como personas, no como mujeres, pero no digo nada.

—Pero ella volvía. Se colaba en mi vida y me rogaba que volviera con ella, cosa que hice las dos primeras veces. Pero después de eso, fue demasiado. Me dolió demasiado cuando se fue, así que le dije que no. Todavía se quedó n tiempo, diciendo que éramos amigos. Y la mantuve a distancia.

Mi corazón se rompe, pensando en Jungkook pasando por esto. Y Maggie también, porque estoy seguro de que lo intentó. Seguro que quería a Jungkook, pero las drogas eran demasiado.

—Pero entonces...— Parece tan destrozado mientras cuenta su vida. —Estuvo sobria durante meses. El mayor tiempo que creo que había estado sobria. Sin alcohol. Sin drogas. Lo intentaba. Iba a reuniones. Iba a trabajar. Pagaba la mitad del alquiler y una noche...—. Se detiene un momento y se aclara la garganta. —Me dijo cuánto me quería. Lo mucho que me echaba de menos. Que quería volver a intentarlo.

*Abandonado*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora