❄️ 08❄️

407 59 58
                                    

Aquella fresca mañana de diciembre había comenzado de espectacular manera para el Alfa, se levantó de un humor maravilloso, en la soledad exquisita de su vivienda, su Lobo estaba apaciguado y sereno, lo que le permitía hallarse de la misma forma; ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquella fresca mañana de diciembre había comenzado de espectacular manera para el Alfa, se levantó de un humor maravilloso, en la soledad exquisita de su vivienda, su Lobo estaba apaciguado y sereno, lo que le permitía hallarse de la misma forma; sin muchas preocupaciones se puso de pie a las siete de la mañana, tomó una ducha reparadora, y se tomó la libertad de pasearse sin camisa por todo su inmueble.

Se preparó un desayuno ligero, a sabiendas de que tendría una cita importante en unas horas, eligió un conjunto que no fuera demasiado formal pero tampoco demasiado casual. Conocería por fin alprimo de su mejor amigo, y si se ponía a pensarlo, aquello podría darse a malainterpretación, pero no le importaba demasiado. Estaría ante la posible solución a su problema, y quería dar una buena impresión por sobre todas las cosas.

Fue así como teniendo esa mentalidad salió de su departamento con media hora de antelación para dirigirse a su sitio de encuentro, primero pasaría al bufete a dejar unos expedientes que necesitaba dejar archivados, e inmediatamente daría la vuelta; a esas horas el tráfico ya habría bajado unpoco, por lo que esperaba no retrasarse demasiado. Llegó a las oficinas, ingresó a su despacho, firmó hojas, entregó archivos y se dirigió a la cafetería. Cabe resaltar que en el momento en que entró al establecimiento sintió a su lobo aullar ansioso, por un momento se permitió replantearse las decisiones que había tomado hasta ese momento, el hecho de mentirle a su familia con tal de no ser criticado por la misma lo había orillado a tal punto en el que tenía que pagar para fingir algo que no era real.

Mientras tomaba asiento en aquel sillón, sintió su máscara de fortaleza fragmentarse un poco, pensaba en su abuela, si aquella sabia mujer lo viera en ese momento, quizá estaría decepcionada, terriblemente decepcionada. Y Taehyung ya no sabía qué hacer con ese sentimiento.

Durante unos minutos permaneció en premura, calmado, callado y jugando con el anillo de plata que tenía en su dedo —un obsequio de su abuelo antes de que éste falleciera—, antes un mesero se había acercado a recibir su orden pero declinó alegando que esperaba a una persona, entonces volvió a quedarse en compañía de sus pensamientos.

Se mantuvo de esa forma hasta que SeokJin apareció en su campo de visión, prendiendo las alertas en su interior. Ya habían llegado. El Alfa tomó asiento frente a él y comenzó a hablarle una cantidad de cosas que decidió ignorar, pues más rápido que un latido, el aroma a Fresas y Bombón tan característico de ese Omega llegó a sus fosas nasales, atontándolo brevemente, haciendo que su animal interior levantara rápidamente las orejas en torno hacia él.

—¿Estás escuchándome, Taehyung? —le preguntó el castaño.

—¿Qué? —murmuró, saliendo de su ensoñación, observando la mirada crítica de su mejor amigo.

—¡Tae! —regañó—, no es posible que estoy tratando de dejar a mi primo en tus manos, y ni siquiera me estás prestando atención.

—Lo siento, lo siento —se disculpó—, solo estoy algo pensativo.

UN OMEGA PARA NAVIDAD. | KTH + JJK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora