«A situaciones desesperadas, medidas desesperadas».
Donde Taehyung, un Alfa puro y dominante, necesita conseguir a alguien que se haga pasar por su pareja frente a sus padres durante las fiestas decembrinas, y sólo ve como alternativa a Jungkook, el...
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Taehyung estacionó su auto en el estacionamiento del edificio, apagó el metro y en un santiamén ya se encontraba caminando a paso veloz en dirección hacia la entrada. Seokjin le había llamado la noche anterior para decirle que tenía a un posible candidato para el puesto de "su pareja", había dicho que se trataba de un Omega llamado Jungkook, Jeon Jungkook, y que ese día le daría más detalles respecto al chico. Por unas horas se permitió estar tranquilo, las cosas parecían volver a estar a su favor y eso era todo lo que requería para no perder la cabeza en totalidad.
Pasó por recepción, subió al elevador, marcó su piso y esperó pacientemente —moviendo su pie bastante ansioso— hasta que las puertas se volvieron a abrir en el lugar que deseaba.
—Buenos días señor Kim —recibió un saludo de parte de Lisa, su secretaria, la cual le sonreía como de costumbre sentada tras el mostrador.
—Buenos días Lisa —una gran sonrisa se pintó en el rostro de Taehyung—. Te ves muy bien hoy —agregó, ignorando el enorme sonrojo de la menor y continuó su camino.
—¡G-Gracias! —exclamó la fémina, extrañada pero sintiéndose bien con el cumplido de su jefe.
El Alfa continúa su camino, recibiendo comentarios, sonrisas, halagos y demás. Ese día había escogido uno de sus varios conjuntos de diseñador, pantalones negros, una camisa del color de su llamativo cabello, corbata negra, saco negro y sus perfectos zapatos de charol. Se sentía extasiado, seguro, y ello podía verse reflejado en su andar, el cual cautivaba sin esfuerzo a todo el que lo veía pasar. Taehyung había dormido como nunca, la preocupación en su cabeza se había disminuido, por lo que toda la tensión se esfumó después de colgar el teléfono. Cruzó el piso y se dirigió hacia la oficina de su mayor, una vez estando cerca de la puerta tocó, recibiendo una afirmativa y sin más abrió.
—Buenos días, Hyung —saludó efusivo el pelirrojo, cerrando la puerta y apresurándose a tomar asiento frente al escritorio del Alfa castaño.
—Buenos días Tae —Seokjin le sonrió, viéndolo sentarse, expectante—. Supongo que vienes por lo del Omega, ¿no es así?
—Exactamente —afirmó sonriente.
—Bien, dame un momento —le dijo.
A diferencia de Taehyung, Seokjin no había logrado pegar el ojo en toda la noche, tanto por su preocupación por su primo como por su mejor amigo; pasó horas observando el techo de su habitación en busca de algo que lo dejara despreocupado en totalidad. Mas fallaba en su misión, pues era una lucha constante contra los pensamientos intensivos respecto a la hazaña que quería llevar a cabo el Alfa más joven. ¿Podría ser más complicado? ¡Esperaba que no! En ese momento Seokjin se quitó sus lentes de lectura y refregó sus ojos, los cuales estaban bastante irritados debido a la enorme falta de sueño, cuando no descansaba bien sus ojos le cobraban factura, y los dolores de cabeza se hacían presentes. Cerró su Mac, guardó unos papeles y sus bolígrafos, se levantó de su silla y se dirigió hacia donde estaba Taehyung, tomó asiento a su par en el sofá y cruzó sus piernas para después mirar fíjamente a su amigo.
