Comienzo de su locura

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La ira fluye por su interior, la rabia se descontrola provocando que muestre la peor sonrisa junto con los ojos más temibles que pude haber visto en mi vida, Eren está perdiendo la cordura. Sin tono de amistad alguna le ordena al médico:
- ¿Donde está?
- ¿Perdón?
- ¡DONDE ESTÁ HE DICHO! -dice chillando como un loco.
- Eren, deberías calmarte un poco -digo notablemente preocupado.
- ¿¡ ESTAS LOCO LEVI!? ¡MATARÉ A ESE HIJO DE PUTA AUNQUE VALLA A LA CÁRCEL!
- ¡¡EREN!! -digo furioso- ¡basta de tus tonterías controlate, como paciente mío que eres te pido que te calmes!
De repente, en los ojos de Eren se puede ver que se a calmado y que se arrepiente de su actitud. Con un tono calmado y severo dice:
- Perdoneme doctor, ¿nos podría decir dónde está el causante de ese accidente?
El médico inseguro le responde la situación dónde se encuentra el borracho provocador del lamentable accidente. Eren, sin bajar ni un momento su fría entonación, agradece la ayuda y se va hacia el lugar destinado, la habitación 101.
Una vez llegar y abrir la puerta de destinada habitación nos encontramos con dos camas compartiendo un mismo cuarto. En la primera cama se ve a un señor mayor con el brazo enyezado intuyendo de esa manera que lo tiene fracturado. En la segunda cama está vacía, sin rastro de nadie.
- Usted anciano -dice Eren con un tono cruel y amenazador- ¿como se fracturó el brazo?
- Que extraño que un joven desconocido me pregunte eso, bueno, como puedes ver me caí por las escaleras, ya tengo bastantes años cumplidos haciendo que este cuerpo quede usado y fofo, pero no hay de qué preocuparse ya que el órgano más importante lo tengo intacto y bien sano, el cerebro.
- Es un placer poder escuchar eso, esperemos que pueda recuperarse rápidamente -le dice Eren a ese gentil anciano con la mejor sonrisa que puede- ¿sabe algo sobre el compañero que estaba en la otra cama?
- Sí, al parecer le dieron de alta hace una hora. Si le estabas buscando está en el bar Roige, como tenía heridas leves después de un desafortunado accidente, le permitieron salir antes del tiempo estimado.
Los ojos de aquel terrible mocoso se le iluminan, acaba de saber dónde está su presa. Es lamentable, tiembla de lo emocionado que está para conseguir su estimada venganza. Al agradecerle, le pide un último favor:
- ¿Sabe su nombre?
- Si no me equivoco se llamaba Eric Prantz.
- Gracias.
Salimos del hospital, ni él ni yo decimos una palabra, volvemos a coger el taxi. Es un silencio peor que aquello llamado "incomodidad". Es el silencio obligado, te quedas callado viendo aumentar el odio de aquel depredador.
Mi cuerpo no deja de temblar, es triste pensar que como psicólogo puedo ayudar a los demás pero cuando se me presentan problemas soy incapaz de ayudarme a mi mismo. Y este es uno de esos problemas, hemos llegado delante del bar Roige. En plena oscuridad de la noche, donde las farolas brillan y estas me permiten ver los ojos sin sentimiento de Eren hacen que el miedo, lo único que haga, sea aumentar. Eren abre la puerta lentamente, una vez dentro se nos presenta un lugar tranquilo y alegre con una atmósfera de familiaridad, pero eso no hace que que mi terror y preocupación disminuya.
- ¡Camarero! ¡Otro trago de ron! -se escucha fuertemente proviniendo de una voz grave al lado de la barra.
La voz nos conduce a un tipo trajeado, de posible no más de los treinta años, pero que al parecer, según la entonación a bebido de más. Aquel hombre trajeado esta sentado en un tamburete, bebiendo su ron sobre la barra, estando de esta manera frente al camarero. Antes que me de cuenta Eren se sentó al taburete de al lado de aquel hombre, el cual este le dice:
- ¿ Qué edad tienes muchacho? -diciéndolo borracho y extrañado.
- Tengo, 17 años - le responde fríamente Eren.
- Eres demasiado joven para venir a beber aquí, muchacho.
- No se preocupe, no vengo a beber, estoy aquí buscando a alguien.
- Oh, ya veo, si quieres puedo ayudarte.
- Sería un placer, busco a Eric Prantz, ¿lo conoce?
- ¡Ah! ¡Claro! Ese soy yo ¿qué necesitas?
Los ojos de Eren se agrandan, boquiabierto, va cerrando los puños con tanta fuerza hasta el punto de verle un liquido rojo recorrer sus dedos. Entrando en la locura, los labios preciosos de Eren van tomando forma hacia una sonrisa malévola y terriblemente aterradora. Eren levanta el puño, sus ojos representan los mismos que al de un asesino loco y en el momento que voy a detenerle, suspira y pronuncia:
- Buenas tardes, señor Prantz, acompáñeme sin resistirse.
- ¿E-Eh?
En el momento que Eric Prantz señala su duda, Eren con total brutalidad le jala del brazo hasta salir del bar. Por el momento sorpresa y la repentina persecución hacia la salida para detenerlo me veo tropezado y herido en el brazo por un trozo de cristal muy afilado y, como si la situación no puede ser peor, unas personas amables y desconocidas me envuelven en un circulo agobiante para saber si estaba bien, pero claro, siempre tiene que venir gente imbécil y simpática en el peor momento posible. Con mucha testarudez y fuerza, de alguna manera pude liberarme de aquel lugar repleto de humanos pesados. Una vez fuera se ve en una cercana esquina al hombre trajeado Prantz en el suelo ensangrentado y herido de muerte por aquel monstruo al lado, de pie sin remordimientos.

Monstruo internoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora