Introducción.

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La música une y desune a su gusto, junta gente, para después hacerla tener que huir de esa unión. La música es más que música, es esa parte de cada uno que nadie sabe exteriorizar. La música son las palabras que siempre faltan.

Entre notas y canciones, sus ojos marrones se hicieron un hueco innegable en mi, y Madrid nos guardó el secreto.

De la mano nos adentramos en aquel lugar, ese donde todo se vive de una manera arrolladora. Ambos caminamos y recorrimos el camino de la entrada allí de la mano, sin rozar nuestras pieles, pero sin soltarnos el alma.

Cada rincón nos guardó una mirada, un beso no dado pero pensado, una caricia, un momento, una canción, un sentimiento. Y entre tantos sentimientos perdimos la noción del tiempo, ese que se nos escapó como un suspiro, uno corto, de esos que saben a poco.

Entre lágrimas tuvimos que despedir ese nosotros, ese nosotros que bien bien, ninguno sabíamos que significa. Ese nosotros que debimos aprender a entender y llevar por separado. "¿Y ella, pensará en el mismo nosotros?", aquella pregunta recorrió mi mente tanto tiempo como pudo.
El tiempo efímero nos robó momentos, nos robó sentimientos, nos robó el entender que significa un nosotros, nos robo un cachito del corazón y se lo quedó.

Quizás otros labios hubieran sido más fáciles, y otra alma más clara. Quizás otro corazón sería, otro más sencillo de querer, otro más fácil de entender, para mí, y para quien nos veían, pero decidí quedarme con su corazón.

Entre notas empezamos, entre notas peleamos, entre notas sentimos, entre notas vivimos.
Las notas vieron esta historia nacer, crecer, vivir y ¿morir?

Madrid nos guardó el secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora