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Querías todo listo y preparado para la noche buena, dabas órdenes a los empleados de aquí para allá con Enedina a tu lado. Mirabas a cada minuto tu reloj, Benjamín te prometió que llegaría a la cena y cenaría con la toda la familia y esperabas que no mintiera por su propio bien
—Tranquila, Benjamín va llegar, ya verás— te tranquilizó su hermana— Y si no llega, el sabe muy bien que no va tocarte por semanas, como la última vez
Te sonrojaste al saber que Enedina sabía algo tan privado de tu matrimonio con su hermano. Tomaste los adornos de la caja e ibas acomodando como te aconsejaba la empleada que armó el árbol
—Mamá! Mamá! Mamá!— miraste a tus hijos pelear por quién pondría la estrella— Dile a Javi y Héctor que yo la voy a poner, mami diles.
—No! Nosotros la vamos a poner, mami dile a él— gritaron tus gemelos mientras peleaban por la estrella
—A ver chamacos, habíamos quedado que la estrella la iba a poner yo— llegó Ramón y se las quitó— Así que... Con su permiso
Te reíste con Ramón y Dina, hasta que escuchaste los pasos apresurados de tu princesa al bajar las escaleras rápidamente. Te miro y extendió sus brazitos esperando que la levantarás en tus brazos
—Mami, papi me prometió que él iba a poner la estrella conmigo— tu niña te susurro mientras jugaba con tu arete— Nadie puede poner la estrella mami, solo mi papi y yo
—Ya oyeron a la princesa, nadie puede poner la estrella— ordenó su tío Ramón— Y quien se atreva a ponerlo sin el permiso de mi sobrina, no le tocan regalos de santa claus
—Mentiroso! mentiroso!, el gordo claus no existe, no existe— repitieron las copias exactas de tu esposo a su tío— El tío Mon es un mentiroso, el tío Mon es un mentiroso— repetían tus hijos.
—¿Con que mentiroso eh?, pinches chamacos— Ramón empezó a corretearlos mientras tus hijos gritaban felices al ser perseguidos por su tío
—Ya escuchaste linda, tu tío Mon no va dejar que nadie ponga esa estrella— besaste la frente de tu hija— Así que vete a ponerte más chula de lo que ya estás, te me bañas y te pones el vestido que está sobre tu cama ¿Entendido?.
—Si mamita, entendido— se sacudió en tus brazos para que la bajarás y eso hiciste— No dejes que nadie la toque mami eh
—Nadie, te lo prometo— te sonrió y corrió contenta escaleras arriba
—Cada vez más grandota la chamaca— Dina tomo las esferas acomodando el árbol— La recuerdo cuando entraste a la casa con ella recién nacida y mira, ya es toda una hermosura
—Lo que me enoja es que yo la tuve en mi vientre 9 meses y sale igualita a tu hermano Benjamín— sacudiste la cabeza riendo— Y no solo ella, tus sobrinos también, todos igualitos a Benjamín
