La oficina es testigo

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Esa mañana en Ecomoda fue sorpresa para todos los colaboradores, no solo por el hecho de que Patricia y Aura María habían llegado juntas, si no, porque Marcela Valencia había entrado tarareando, y saludando a todo el mundo con una gran sonrisa que dejó a las del cuartel demasiado sorprendidas, y hablando de sorpresas, por primera vez desde que Betty había comenzado a trabajar allí... Llegó tarde.

¿A qué se debía?, ninguno sabía.

La gerente, por su parte, entró a su oficina como si fuese el día de paga para sus empleados, aun recordaba a flor de piel esa noche tan intensa entre ambas, lamentablemente, no pasó a nada más, porque después de que le dijera sus sentimientos a Betty, esta creyó correcto vengarse por la situación en la que se vio acorralada, «es tu castigo por provocarme» se quejó. Marcela no se lo pudo discutir a pesar de que le hubiese gustado probar a la joven mujer, pero de eso ya se ocuparía después. Lo importante es que tuvieron una cálida conversación sobre los meses de la presidenta en Cartagena, mientras tomaban té.

Se sorprendió de todo lo que le hablaba la mujer frente a ella, la emoción con la que relataba lo hermosas que eran las playas y los grandes edificios alrededor de estas. Ya Marcela ha ido muchas veces allá, pero le resultaba lindo escucharlo desde la perspectiva de una persona que no había tenido la oportunidad de ir, más aún, si se trataba específicamente de Betty.

Se sintió feliz de que Catalina ayudara a Beatriz en trabajar su confianza y la manera de expresarse frente a otros, que estuviera segura de sí misma y consciente de lo mucho que valía. Sí notó que la presidenta no tocaba mucho el tema de sus emociones para esos días, lo cual respetó, sabía que no era tema para tocar aún, por lo menos no en ese momento, aun así, fue una conversación amena... Por lo menos, hasta que tocó el tema de cierto francés.

Su párpado tembló.

Se mostró interesada en lo poco que intentaba no nombrar al fulano ese, además de esas miradas nerviosas que le daba sobre una fiesta en particular, de la cual no mencionó mucho, y cambió de tema para volver a hablar sobre su trabajo con Cata.

«Sospechoso», pensó.

Marcela quería engañarse con el «solo es un simple conocido» que repetía su mente, el detalle radica en que lo repetía constantemente y eso ya era un problema del cual aún no se había dado cuenta... O prefería ignorarlo.

Ella prefirió dedicarse a lo que importaba y era escribirle un correo al Sr. Thompson sobre el tema que le interesaba, no fue hasta después de unos minutos que apareció Patricia hecha un caos en su oficina. Hubo unos minutos de silencio, mientras la rubia miraba con detalle el rostro asquerosamente sonriente de su amiga, para luego torcer la boca.

—¿Qué? —preguntó con el ceño fruncido Marcela.

—Nada —murmuró, mientras se sentaba en una de las sillas frente al escritorio—. Si hubiera sabido que para ponerte de este notable buen humor, te hubiera dicho muchísimo antes de que tuvieran sexo.

Las mejillas de Marcela se enrojecieron de una manera que Patricia nunca creyó ver reflejarse en el rostro de su amiga, ni hablar de cómo comenzó a ordenar con nerviosismo los papeles en su escritorio, sin percatarse de la taza con café a su izquierda, y que esta, terminase regada en el teclado de su computadora...

Ambas mujeres miraban el desastre en silencio y sin ganas de decir alguna palabra.

Marcela, descubriendo lo torpe que podía ser si mentían a Beatriz a la ecuación, y Patricia, pensando que su amiga había sido abducida por extraterrestres cuando se fue a Palm Beach, porque esta en definitiva, no era nada parecida a la anterior.

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⏰ Última actualización: Jan 14 ⏰

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Diabla [Marcetty Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora