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— Eres un completo enfermo, Kim. ¡No puedes hacer que tus hombres me sigan a donde sea que me dirija sólo porque a ti te viene en gana!

— De hecho, sí puedo hacerlo. Ya lo hice.

Apretó las manos tratando de contener la furia que recorría su cuerpo. Kim por el contrario estaba sentado sobre su cama - la cual no se veía tan incómoda como la de los demás prisioneros - mientras lo observaba quejarse.

Jungkook había ido directamente a la celda de Kim esa mañana, después del evento espeluznante de la madrugada en donde se enteró de que el criminal tenía a sus hombres espiándolo. Lo peor de todo es que Kim lucía completamente indiferente ante su molestia, argumentando que él podía hacer lo que quisiera con él.

— ¡Sabes lo que quiero decir!

— Lo sé y también sé que tú y yo tenemos un acuerdo — Kim se puso de pie y se acercó lentamente a su cuerpo, recorriendo con sus ojos sus expresiones molestas —. Debes recordar que cuando te tomé y aceptaste ser mi puta personal, eso implica que no debes acostarte con otros hombres o tener cualquier encuentro del tipo sexual con ellos, pensé que estaba implícito pero ya veo que no.

Quiso responder, pero se quedó sin palabras. Kim se alejó y empezó a recorrer la celda tranquilamente.

— Por otro lado, no puedo entender por qué fuiste buscando un encuentro sexual con un hombre cualquiera cuando me tienes a mí.

— ¿Qué quieres decir con que te tengo a ti, Kim? ¿Estás loco? Si acepto estar contigo es por beneficio del caso que estoy investigando, estar contigo es una tortura, no disfruto de ser la puta de nadie.

Kim soltó una risa seca y frenó sus pasos para acercarse de nuevo a él, provocándole nervios al pensar que quizás el hombre lo golpearía por sus palabras. Por el contrario, Kim lo tomó de la barbilla, obligándolo a sostener su mirada.

— Tus gemidos de hace unos días atrás me dicen lo contrario, precioso — sintió su rostro enrojecer por la sinceridad de sus palabras, que no podía negar y seguramente Kim se dio cuenta de eso porque simplemente sonrió complacido —. La situación es la siguiente, me han molestado tus actos de esta madrugada, por lo tanto, debo hacerte sufrir.

— ¿Q-Qué? No puedes pegarme, Kim. Eso no te lo permitiré.

Kim soltó una risa seca mientras acariciaba su barbilla.

— No de esa manera. Me refiero al aspecto sexual, ya verás. Ponte en cuatro sobre la cama.

No podía ser posible que Kim estuviera hablando en serio. Jungkook había temido este día desde el momento en que aceptó el acuerdo del hombre, pero jamás pensó que llegaría tan pronto. Pero debió saberlo desde el momento en que Kim le dijo hace unos días que quería follarlo.

— Deberías mirarte la cara que tienes ahora - Kim meneó su cabeza con diversión —, puedes estar tranquilo por ahora, Jeon. No te follaré, por lo menos no hoy. Así que ve, y haz lo que dije.

Jungkook se negó a protestar en ese momento porque tenía miedo de molestar aún más a Kim después de toda la situación de esta madrugada, a pesar de que él seguía creyendo que no debía sentirse culpable por algo así.

Hizo lo que Kim le dijo y cerró los ojos en el momento en que el hombre le bajó sus pantalones y su ropa interior con entusiasmo. Sintió temblor en todo su cuerpo cuando sintió la palma del hombre apretar una de sus nalgas sin vergüenza alguna. Aunque le daba más vergüenza admitir que con sólo eso su miembro se encontró duro inmediatamente.

His Prisoner - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora