⁰⁶.

681 54 18
                                    

¿En qué momento su vida comenzó a parecerse a una de esas novelas turcas de las que tanto se reía de su madre por mirar obsesionada? Dos días habían pasado desde aquel... ¿fatídico día? ¡Eso era lo difícil! ¿Por qué no podía sentirse furioso por el atrevimiento de su cuñado y odiarlo? Su consciencia le decía que lo que había pasado estaba mal, muy mal, que debía confesar su pecado y arrodillarse ante Sasuke y ante Dios para suplicar por perdón. Pero también estaba ese pequeño espacio en su consciencia que... ¡Ni siquiera quería escuchar lo que le quería decir! Sacudió su cabeza exageradamente como si con ese gesto fuera capaz de ahuyentar los oscuros pensamientos. 

—¿Siguen los problemas en el paraíso? —. La calmada pero burlona voz de Shikamaru lo sacó de su burbuja y le hizo recordar que no se encontraba en soledad con sus pensamientos.

Y ya tenía un par de días así, donde simplemente sus pensamientos divagaban y divagaban ¡qué sensación tan terrible! ¿Para esto le exigían siempre que pensara antes de actuar? Mejor seguía siendo un cabeza hueca, lo peor es que ni siquiera podía ignorarlo realmente. Y para sus amigos no era algo que pasara desapercibido, el como el ruidoso y entusiaste rubio pasaba más tiempo en silencio, con un semblante que pasaba por todos los umbrales de la penuría, la frustración y la preocupación, a un paso de arrancarse los cabellos.

—Estás que hechas humo, ya mejor dinos qué es lo que sucede —. Neji parecía seriamente preocupado, lo que significaba que la situación era realmente preocupante pues no solía mostrar otra emoción más que la neutralidad. 

Naruto estaba en dilema, no es que no confiara en sus amigos, pero estaba tan contrariado que ni siquiera sabía cómo ponerlo en problemas. Porque claro, aquel 'accidente' no era su única preocupación, y es que no sabía si era mejor o peor el hecho de no haber hablado con Sasuke desde su pequeño disgusto. Al menos podía decir que el pelinegro lo había intentando, dejando un par de mensajes de "Hola" en su chat, lo que le decía que el Uchiha primogénito no había delatado nada, pero simplemente no se había atrevido a contestar sus mensajes. 

—¿Aún no has hablado con Sasuke? —. Volvió a interrogar el Nara, al ver que su amigo parecía no poder decidirse por las palabras para expresarse. El cuestionado negó con la cabeza, a lo cual soltó un suspiro antes de continuar —Puedes ser sincero con nosotros Naruto, ¿estás pensando en terminar con él? —. La pregunta cayó como un balde de agua fría para Naruto. ¿Lo hacía? 

—¡No! Es decir, no es eso, es que yo... —. Se exaltó un poco con su contestación, pero pronto intentó guardar la calma —No lo sé, me siento frustrado. Supongo que me gustaría que Sasuke fuera un poco más... ¿insistente? No pienso ser una prioridad sobre sus estudios, no sé si estoy pidiendo demasiado o... —. No era normal ver al rubio tan inseguro y dudoso sobre sí mismo, no era algo que le agradara a sus amigos exactamente.

—No estás pidiendo demasiado, es sólo lo básico de una relación —. Neji posó una mano sobre el hombro del Uzumaki a modo de consuelo, interrumpiéndolo al verlo dudar, sin querer presionarlo a hablar más.

—Lo mejor es que ambos hablen seriamente sobre el rumbo de su relación y pongan sobre la mesa lo que esperan el uno del otro. No te desanimes tanto bobo, conociéndote ya puedo imaginar que parte de tu ensimismamiento es porque quieres ir corriendo a ser el primero en buscarlo —. Naruto tragó saliva ante las palabras que le brindaba el Nara. Si bien no estaba diciendo mentiras, debía admitir que en sus planes no había estado ir corriendo a buscarlo; sin embargo asintió —, pero también está bien poner un poco de tu ego por delante, ya es su turno de esforzarse —. Deberán divinar que parte del contexto de toda esta situación es que Naruto desde el primer momento en que se dio cuenta de sus sentimientos por Sasuke comenzó a "conquistarlo"; yendo, viniendo, trayendo, haciendo y deshaciendo lo posible por estar en su mira hasta que el azabache pareció finalmente aceptarlo.

Naruto dio un suspiro antes de hablar —Gracias chicos, creo que es lo que necesitaba escuchar —. Su rostro se veía más alivado, lo que relajó un poco el ambiente.

—Ya sabes que no eres nada sin tus consejeros, no vuelvas a intentar arreglar algo por tu cuenta, no sabemos cómo pueda acabar —. Bromeó Neji, en busca de distraer un poco a su amigo. Lo cierto es que Shikamaru y Neji eran como sus consejeros, pues siempre acudia a ellos cuando los problemas lo sobrepasaban. También era su forma de decirle que no dudara en acudir a ellos cuando volviera a sentirse inseguro.

Naruto dio un leve empujón a su amigo antes de reír levemente,  continuaron bromeando un poco y hablando sobre otros temas dispersos, ayudándolo a distraerse un poco sobre el desastre que eran sus pensamientos, hasta que fue momento de que cada quien tuviera que tomar su camino a casa. 



El sol apenas estaba queriendo ocultarse cuando Naruto se dirigia sin mucha prisa a su hogar, y sin estar muy seguro de querer pasar una tarde más dándole vueltas a lo mismo. Decidió, entonces, que era un buen momento para pasar por su restaurante favorito de confiaza, sólo de pensarlo su estómago pareció reclamarle el no haberlo alimentado desde que habpia tenido un receso de sus clases en la mañana. 

El pequeño restaurante era uno de sus lugares favoritos; se encontraba no muy alejado de su hogar, era pequeño pero acogedor y cálido, ya conocía al dueño y lo recibía como a su nieto, y lo mas importante es que servían un gran plato del mejor ramen de la ciudad, su comida favorita. Tenía ya algunas semanas sin visitar el lugar, lo cual era casi como romper una costumbre no escrita que tenía de ir por su tazón de ramen al menos una o dos veces a la semana, así que fue recibido con una gran sonrisa por Ayame, la chica que atendía en la barra. 

—¡Naruto! Bienvenido, hasta que te apareces por aquí, por un momento pensé que ya nos habías traicionado por ese estúpido nuevo lugar de hamburguesas —. Lo saludó, mientras entrecerraba sus ojos con desprecio al horizonte de sólo recordar a "ese estúpido nuevo lugar de hamburguesas", casi como si estuviera visualizando una golpiza al dueño de dicho lugar. Naruto soltó una pequeña risa ante la imagen, recordando cómo desde que habían anunciado dicho lugar lo había amenazado de traición a la patria si decidía comer ahí.

—Eso jamás, no hay un lugar como éste en el mundo. Además, las hamburguesas están sobrevaloradas, jamás las prefreriría sobre el perfecto ramen —. 

—Esa es la actitud muchacho, Ayame te dije que jamás podría traicionarnos —. Una voz madura se escuchó detrás de la mencionada chica, siendo el señor Teuchi, dueño del establecimiento,  quien salía de la cocina al escuchar la reconocida voz del rubio. 

—¡Anciano! —. A modo de saludo, el imprudente rubio sonrió —Saben que si por mi fuera, viniera por mi plato de ramen diario, pero eso me dejaría en la ruina —.

—Lo dejaré pasar porque si quedas en la ruina pederiamos a nuestro mejor cliente, pero no olvides seguir viniendo cada semana para que podamos seguir costeando —. Bromeó la castaña con una suave sonrisa, mientras su abuelo reía un poco.

—Tenlo por seguro —.

—Muy bien, toma asiento muchacho, en un momento te llevaremos lo de siempre —. Con un ademán de mano señaló el hombre a la barra, donde generalmente el rubio se sentaba. 

El Uzumaki asintió con una sonrisa, aunque esta vez prefirió dirigirse a sentar en una de las mesas del fondo, donde no sería molestado.

No estaba en sus planes volver a atormentarse con sus pensamientos, aunque era un poco inevitable volver a darles la vuelta, lo cierto es que estaba decidido a tomar una desición, aunque sonara redundante. Sea lo que sea que haga a continuación, pensaba tomarse ese tiempo consigo mismo para llegar a una conclusión.

Claro que, estamos hablando de la vida de Naruto Uzumaki, ¿acaso creen que sus planes saldrían bien? Bien dijo, estaba comenzando a ser una novela turca con tanto drama y giro inesperado.

Mientras esperaba por su orden, una cabellera más negra que la noche se abrió paso en el local, y nada más escuchar su profunda voz decir "Buenas noches", su cuerpo no tuvo otra reacción más que esconderse bajo la mesa.

Esto, ¿era enserio?



milagro, pidan un deseo [?]

own. ITANARUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora