own. ITANARU

¹⁴.

¿En qué carajos se había metido? Era una pregunta bastante frecuente que se hacía en el último mes. Ah, cómo no pensarlo, si hace meses le hubieran dicho que se encontraría siendo seducido e hipnotizado por su terrible cuñado hasta el punto de encontrarse en su auto y haber terminado con Sasuke, ni siquiera le hubiera dado risa pues lo consideraría una broma de mal gusto.

El camino se mantuvo en silencio, sin saber qué decir, a pesar de que tantas cosas pasaban por su cabeza. Ni siquiera se atrevió a preguntar a dónde se dirigían, aunque en un principio pensó que lo llevaría a su casa, no duró mucho en darse cuenta que ese no era el camino, ¿qué estaría pasando por la mente del enigmático Uchiha? Cuando menos se dio cuenta, sus ojos no se podían apartar de aquel divino y apacible rostro.

Itachi notó la incomodad del rubio al principio, con su rostro cargado de duda a pesar de mantenerse en silencio todo el camino, moviendo su pierna inconscientemente de arriba a abajo, viendo el camino hasta que notó la mirada azul sobre él. Lo miró de reojo un par de veces, y se preguntó si el camino durara dos horas, ¿continuaría mirándolo así durante dos horas? Para su mala suerte, no irían tan lejos. Finalmente, soltó una pequeña risa que pareció sacar a Naruto de su ensimismamiento.

—Si sigues mirándome así, voy a ruborizarme—. Bromeó el mayor, más divertido por ver la reacción avergonzada del rubio, quien no tardó un segundo en desviar su mirada al suelo, sintiéndose atontado al no poder evitar que el calor subiera a sus mejillas, por más que intentó disimularlo.

—¿A dónde vamos? —. Finalmente se atrevió a preguntar, aunque Itachi ya estaba estacionando frente a lo que pudo distinguir como una pequeña cafetería.

—Me pareció que aún tenemos algo pendiente de qué hablar, pero era demasiado aburrido simplemente llevarte a tu casa —. Explicó con tranquilidad, pareció dudar un momento pero finalmente agregó: —Podemos decir que es nuestra primera cita, si así lo prefieres —. Al tiempo que esbozaba una sonrisa tan gentil y encantadora que le hacía olvidar todo su nerviosismo, y aunque no le ayudaba a disminuir la velocidad de los latidos de su corazón, le llenaba el pecho de una sensación cálida.

Una vez que estuvieron dentro de aquella acogedora cafetería y hubieron ordenado, aún pasaron unos segundos más en los que ninguno habló. Naruto se dedicaba a observar a su alrededor, como si la decoración del lugar fuera tan fascinante aunque su cabeza estaba lejos de concentrarse en esos detalles, todo bajo la mirada serena de Itachi, quien parecía no querer perderse ni una sola expresión del rostro contrario. Naruto tuvo que volver su atención a esa mirada profunda cuando su voz llamó su atención.

—Sé que aún tienes tus dudas, Naruto. Y lo entiendo —. Comenzó Itachi, siempre tomando la iniciativa —Admito que no hice las cosas bien, no busco justificarme. Pero también debes saber que Sasuke es mi preciado hermanito, no haría nada para lastimarlo —. Naruto lo miraba atento, aunque había sido impulsivo al buscar por su propia cuenta a Itachi, su voz continuaba creando un efecto en él como desde el primer momento en el que lo había conocido, aún como su cuñado en ese entonces, intimidándolo. A pesar de eso, y como si el mayor lo supiera perfectamente (probablemente lo hacía), deslizó su mano sobre la mesa hasta llegar a la contraria, tomándola con suavidad y firmeza al mismo tiempo, transmitiéndole al rubio toda la seguridad que quería hacerle sentir —Por eso te puedo asegurar que no tienes nada por qué preocuparte, ni sentirte culpable. Va a ser raro, sí, pero podrá comprenderlo. Naruto, desde el momento en que te vi noté cómo iluminabas todo a tu paso, y me sentí tan egoísta de quererte para mí —. Sus dedos largos y firmes recorrieron con suavidad la piel trigueña, en un gesto cargado de cariño —Y me frustró ver que esa luz estaba menguando, la idea de que fuera mi hermanito quien estuviera apagándote me volvió loco, no quise permitirlo —.