⁰².

1.2K 102 10
                                    

Hasta ahora, ninguna de sus visitas a la residencia Uchiha habían sido gratas desde que Itachi se encontraba en casa. Como el otro día que...

<< —¡Itachi! Buenas tardes cuñadito, siempre es un gusto verte —. Saludó en un tono nervioso y con una sonrisa llena de mentiras pues la presencia del mayor lo había tomado desprevenido, definitivamente no era un gusto verlo.

—No me llames así. Nunca —. Con un rostro de piedra y una mirada fría como el invierno que lo escudriñaba de arriba a abajo, el rubio podía imaginarse lo mucho que estaba desaprovando todo su ser —Y Sasuke no está —. Y sin darle tiempo a decir ni una sola palabra más, le cerró la puerta en la cara. Tuvo que quedarse ahí, con su carita de cachorro atropellado a esperar a que Sasuke bajara personalmente a abrirle》.

También estaba esa otra ocasión en la que...

《—Y... ¿Cómo te va? ¿Ya comiste? —. Odiaba no poder estar en silencio en situaciones incómodas, los nervios lo traicionaban y no podía actuar con normalidad, lo único que hacía era hablar sinsentido.

Itachi, quien hasta ahora no había movido ni un dedo, no hizo más que arquear una ceja ante aquella pregunta, ¡genial! Había vuelto a quedar como un tonto. Ahí estaba el pelinegro, sentado luciendo de las forma mas etérea e intimidante posible, con los brazos cruzados sobre su pecho y su mirada que, igual que siempre, no dejaba de juzgar cada parte de su ser.

—Estaba a punto. Ya sabes, las visitas inesperadas... Son un poco molestas —. Cuando pensó que el mayor simplemente iba a dedicarse a ignorar todo lo que tuviera por decir, habló. Y la verdad preferiría el silencio incómodo, pues con sus palabras Itachi parecía dispuesto a destrozarlo. Había entendido la indirecta, él era la visita inesperada y molesta. Se encogió en su asiento y no volvió a mencionar una palabra, para su suerte los pasos en las escaleras se hicieron cada vez más cercanos, indicando que Sasuke por fin había bajado y podrían salir de ahí》.

Para el poco tiempo que llevaba Itachi en la ciudad, las veces que Naruto podía contar que había sido cruelmente despreciado por él eran bastantes. Sacudió su cabeza, ¡debía dejar atrás todo eso! A fin de cuentas se había decido a hacer las paces con su cuñado (aún si él no tenía nada en contra suyo), tenía que seguir con su plan.

Así que ahí se encontraba, tocando el timbre del hogar Uchiha aún sabiendo que al único que encontraría en casa sería al mayor de los hijos, su más grande hater.

—Sabes perfectamente que no está —. Fue lo que pronunció apenas abrir la puerta. Naruto tragó seco, casi arrepintiendose al tener su imponente presencia frente suyo, pero ya era tarde para arrepentimientos. Carraspeó levemente antes de comenzar a hablar.

—¡Buenas, cuñadito! —. E ignoró la mueca que hizo ante el apodo que tantas veces le ha hecho saber que odia —Sólo pasaba por aquí, ya sabes, le compré algo a mi tonto —. Y levantó una pequeña bolsa de papel que demostraba lo que decía —Y justo vi una cafetería que tenía dangos y, bueno, Sasuke me habla tanto de ti que sé lo mucho que te gustan así que dije ¿por qué no? A nadie le cae mal un postrecito. Igualmente íbamos a vernos más tarde así que pensé que era una buena idea pasar un rato aquí, con mi cuñado favorito fortaleciendo nuestro vínculo mientras llega Sasuke, no tiene sentido ir y venir además de que el clima no está muy agradable ¡ah! No supe cuáles eran tus favoritos, pero no te preocupes, compré de todo tipo, era mi dinero para la semana pero- —. La gran mano estrujando su rostro no le permitió continuar con su ansiosa verborrea.

—¿Si te dejo entrar un rato dejas de hablar tanto? —. El hastiado pelinegro pareció ceder, ¿sería gracias a los dangos? Los ojos de Naruto brillaron al tiempo que asentía energeticamente a pesar de la mano que parecía querer aplastar su rostro.

Itachi se hizo a un lado muy apenas para dejar entrar a Naruto, esperando no arrepentirse de su decisión tan rápido. Y el rubio estaba tan feliz que parecía su primera vez visitando la casa de su ser amado, ¡por primera vez su plan había funcionado! La emoción era tanta que estaba olvidando que no había planeado nada más, ¿qué seguía? ¿Verlo comer en silencio? No pensó que llegaría tan lejos, y no se percató hasta que estuvo sentado en la sala viendo cómo el mundo dejaba de existir para su cuñado y sólo eran él y su preciados dangos. Parecía disfrutarlos tanto que casi no se daba cuenta que permaneció viéndolo en silencio hasta que hizo contacto visual con él y tuvo que apartar la mirada como si quemara, una sensación extraña mezclada con vergüenza habitó su pecho mientras pretendía que su atención estaba en la decoración de la casa, hasta que la profunda voz del mayor llamó su atención.

—¿Así que realmente vas a quedarte ahí a esperar? Al menos deberías terminar bien el favor, ¿por qué no me preparas un té? —. La petición (¿u orden?) de Itachi lo desconcertó por un momento, pero tampoco se detuvo a analizarlo mucho y terminó dirigiéndose a la cocina, ¿acaso realmente estaba acercándose a Itachi?

La idea lo emocionó por lo que comenzó a buscar en la cocina ajena lo necesario para preparar un té, suerte que preparar un té no es tan diferente de un ramen, porque era lo único que Naruto sabía hacer bien.

own. ITANARUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora