own. ITANARU

⁰⁹.

La noche llegó y, por lo tanto, el grupo de amigos se encontraba frente al dichoso bar. Más de uno había estado preocupado sobre dónde acabarían, especialmente cuando se adentraron tanto al barrio rojo que incluso habían salido de él y se habían adentrado a un barrio de dudosa seguridad. Toda esa calle se veía tan oscura que parecía un pueblo fantasma, lo único que resaltaban eran un par de luces neones estridentes y uno que otro letrero que apenas si cumplían su función. En la calle, muy pocos autos circulaban, pero eso sí, había una gran cantidad de borrachos y "mujeres de la vida galante".

—¿A dónde carajos nos trajiste, Sai? —. Kiba fue el primero en cuestionar lo que todos estaban pensando. El pelinegro simplemente lo miró y se encogió de hombres, sin darle ni una pizca de importancia ni preocupación, mientras todos se preguntaban si acaso llegarían completos a sus hogares.

—Enserio, ¿de dónde sacas estas supuestas recomendaciones de lugares? —. Naruto preguntó sin saber si estar divertido o asustado con la situación, pero al final de cuentas era su culpa por seguir haciendo caso al pobre muchacho que no conocía casi nada de la vida. 

—No me sorprende de la gente de artes —. Neji dio un ataque directo hacia Sai y toda su comunidad, claro está. 

—Bueno, ya estamos aquí, no sean llorones, hay que entrar, no tenemos nada qué perder —. Animó Sai, a quien ni le iban ni le venían los comentarios de sus amistades, mientras era el primero en dar un paso enfrente para adentrarse en el lugar.

—Los órganos, tal vez —. Bromeó Shikamaru, sin más opciones más que seguirle el paso a Sai, aunque ya estaba dudando si mandar un mensaje de despedida a su familia. ¿Tal vez estaba exagerando?

—O la virginidad anal —. La extraña seriedad y preocupación con la que habló Rock Lee acalló las leves risas de los jóvenes antes de que volvieran a estallar en carcajadas. El inocente Lee no solía ir muy seguido a este tipo de salidas, no estaban seguros de cómo había acabado ahí pero Naruto se sentiría muy mal si manchaba su limpia consciencia.

Si en las calles de aquel barrio ya se podía sentir el olor a marihuana, nada más entrar al bar se toparon de lleno con la peste a aquella hierba mágica, lo cual indicaba que tal vez la noche se descontrolara un poco más de lo planeado. El bar no era muy grande, sin embargo parecía ser cierto que tenía buena fama, pues estaba bastante lleno para ser mitad de semana, y en cuanto pudieron enfocar la vista al centro del bar en el humilde escenario que se encontraba en el centro del todo, pudieron entenderlo un poco.

—¡Un show de Drag Queens! —. El repentino entusiasmo mostrado por Kiba atrajo las miradas entre sorprendidas y extrañadas de los chicos, por lo que no tardó en corregirse —Quise decir, ¿Un show de Drag Queen? —. Un poco forzado, más que quedar bien hizo que sus amigos se comenzaran a reír. Bien decían que uno no terminaba de conocer a las personas nunca. 

Habían estado en bares gay antes, a pesar de que no todos compartieran la preferencia, por lo que el ambiente no era del todo nuevo para ellos, sin embargo al parecer Kiba era el único que estaba minimamente familiarizado con el espectáculo que se presentaba en el escenario, no podían evitar encontrarse algo sorprendidos ¡en una buena manera!

No pasó mucho tiempo para que el grupo se encontrara bebiendo y adentrandose en el ambiente, el único que se vio obligado a mantenerse lo más sobrio posible fue Neji, quien perdió el piedra papel o tijeras para ver quién sería el conductor designado y además el encargado de cuidar a Lee, quien era cosa seria cuando se trataba del alcohol. El chico podría embriagarse hasta con mero efecto placebo, por lo que cuidar al pelinegro consistia en dos cosas: cuidar que no tome y, cuando fallara ese plan (porque casi siempre fallaba), cuidar que no matara a alguien o así mismo. Ya se imaginarán, que dio por perdida la batalla en cuanto entraron al lugar y sintieron el fuerte aroma de la marihuana, estaba sentenciado a estar tras de Lee el resto de la noche.