Capítulo 13

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Ver las notas de Hayes era la cosa más frustrante con la que Emma se había encontrado en todo el día, todo el mes, toda la semana y todo el año.

¿Cómo se suponía que entendiera estos garabatos?

Llamar a las anotaciones de Malcolm "garabatos" probablemente era muy injusto de parte de Emma —su letra nunca había sido la más bonita—, de hecho la letra del presidente era todo lo contrario a un garabato, era absurdamente bonita.

¿Era normal que los humanos escribieran así a mano? No se veía normal. No se veía humano.

Emma había visto en varias ocasiones la letra del presidente del consejo, era inevitable cuando más de la mitad de los papeles que había en la sala del consejo tenían alguna nota hecha por él plasmada en ellos. Dicho esto, Emma nunca se había molestado en ponerle particular atención a su caligrafía.

Era solo algo que registraba en la parte posterior de su cerebro, la que no estaba poniendo atención y en realidad estaba pensando en si había recordado apagar las luces antes de salir de casa. Hasta ahora la letra de Hayes era un tema completamente trivial; los documentos que Emma debía revisar casi siempre estaban impresos o habían sido escritos con la caligrafía de Sean.

Ahora que tenía la libreta que Hayes llevaba a todas partes para hacer sus planeaciones, la caligrafía del rubio la estaba viendo a los ojos y probablemente se estaba burlando de ella.

Su caligrafía era demasiado placentera a los ojos, todas las letras estaban hechas con trazos suaves y fluidos, cada letra individual era perfectamente legible y del tamaño exacto para que no se viera amontonada pero no fuera pequeña. Su caligrafía era tan uniforme que casi parecía hecha a máquina, pero al mismo tiempo cada letra tenía la cantidad exacta de imperfección para que se sintiera natural y trazada a mano y no impresa.

¿A qué clase de identidad había que venerar para obtener semejante caligrafía?

Pero uno se preguntaría; si la caligrafía es tan hermosa, ¿por qué llamarlos garabatos?

Bueno, eso es mayormente porque aunque todo el contenido de las páginas es impecablemente legible eso no sirve de nada si no se entiende la información que se supone que se intenta transmitir.

Genuinamente Emma no entendía qué era lo que se suponía debía captar de todo lo que decían las notas. No era como si fueran crípticas —eran más crípticos sus apuntes de química—, en realidad el problema era que estaban excesivamente detalladas.

Hayes se las había ingeniado para desglosar y explicar absolutamente todo hasta el más mínimo detalle. Lo había hecho al grado de que Emma se sentía leyendo algo que debía estar titulado "Manual de cómo dejar de ser un idiota para idiotas".

Y aún así seguía sin entender.

¿Eso significaba que era demasiado lista para ser idiota o demasiado idiota para ser idiota?

Emma no quería saber la respuesta.

Cuando terminó antes de lo esperado su trabajo de su clase de sociales, pensó que sería bueno aprovechar el tiempo leyendo qué era lo que se suponía que debía hacer al día siguiente. No fue bueno. Solo consiguió un dolor de cabeza y una pequeña crisis.

Si no lograba averiguar exactamente qué era lo que quería Hayes que hiciera para mañana en la mañana iba a estar en graves problemas.

Hasta donde Emma había sido capaz de captar, debía de revisar las canchas y anotar cualquier cosa fuera de lugar o que necesitaran corregir, pero no le quedaba claro si ella tenía que arreglar la cancha o tenía que dejar la nota en la dirección para que ahí se le notificara a intendencia o si ella misma tenía que ir a intendencia.

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⏰ Última actualización: Jul 05 ⏰

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Arrullo de la Muerte: OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora