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SeokJin se sentía extraño, especialmente después de su conversación con aquel cambia-forma. Comenzó a notar cosas que antes había pasado por alto, todas relacionadas con Namjoon. No era por indiferencia hacia el Therion, sino porque, al ser el gran salvador y líder, no se había atrevido a mirarlo detenidamente. La idea de considerar a ese magnífico macho como alguien igual a él, alguien con quien podría unir su nombre, era abrumadora y lo hacía sentir abochornado.

Mientras caminaban juntos de regreso a sus aposentos, lo que antes le parecía normal, ahora le resultaba incorrecto. Anteriormente, había visto esos momentos como un acompañamiento a su amo, pero si lo veía desde otra perspectiva, estaba muy fuera de lugar. En Everus, nadie compartía casa como pareja hasta que sus nombres estuvieran formalmente unidos.

SeokJin observaba a Namjoon discretamente. ¿Había expresado mal sus intenciones todo este tiempo? Como si hubiera exigido al gran Almirante que fuera su pareja. Qué horror, con razón Namjoon parecía molesto con él. Aunque, si se atrevía a pensar más allá de sus posibilidades, su apariencia no desmerecía en comparación con los Omegas de allí. Claro, sus orejas, tanto en forma humana como animal, eran algo inusuales, pero eso no era decisivo en la apariencia; podía esconderlas con su abundante cabello.

¿Alguien como él, un zorro de Everus destinado a ser una mera mascota, podría ser el Omega de un Almirante Therion?

Sumido en sus pensamientos, SeokJin permaneció en total silencio. Aunque eso no importaba mucho, pues en general no era un gran conversador. Tal vez eso aburriría al gran Almirante, quien parecía ser un líder muy sociable. También empezó a notar la forma en que la extraña luz que se filtraba desde el exterior hacía brillar el pelaje del Therion. Sin embargo, lo que más lo deslumbraba era la firmeza con la que Namjoon daba cada paso y cómo su presencia imponía respeto y seguridad.

Se detuvieron a charlar con algunos cachorros que no dejaban de mirar a SeokJin, mientras él solo tenía ojos para el Almirante. Embelesado, comenzó a apreciar ciertos detalles: cómo Namjoon movía las orejas cuando estaba pensativo; cómo sus brillantes ojos se entrecerraban ligeramente al sonreír; y la serenidad que transmitía al hablar. Cada gesto y cada expresión se volvían fascinantes para él.

Como un almirante era altamente perceptivo, por lo que el Therion no tardó en notar la mirada constante y pensativa de SeokJin, sobre su persona. No estaba acostumbrado a ser escudriñado, por lo que se sentía incomodo mientras intercambiaban palabras con un grupo de jóvenes cachorros, que jugueteaban y charlaban animadamente a su alrededor, en busca de otra de sus heroicas historias. 

El Almirante tuvo que prometer una reunión al día siguiente para poder dispersar a todos los jóvenes Theriones. Una vez que los infantes se alejaron para continuar con sus juegos, Namjoon se giró hacia el Omega, con una expresión inquisitiva y un leve fruncir de cejas. -SeokJin, he notado que me miras de una manera... particular. ¿Hay algo que te preocupe o algo sobre lo que quieras hablar?

El cambia-forma bajó la mirada, sintiéndose avergonzado. No lo habían descubierto mirando de forma inapropiada desde que tenía ocho años. Qué extraño para él ser tan descarado. -Perdón, Namjoon. No era mi intención que te sintieras incómodo. Es solo que los Theriones son realmente fascinantes.

Namjoon, manteniendo su postura serena pero firme, respondió con un tono que sonaba a reprimenda. -Creo que has visto suficientes y, aparte de mi título, no soy diferente a los demás... Ninguno en verdad es diferente. Si conoces a uno, sabes cómo son todos.

El Omega se hundió aún más en su vergüenza, mordiéndose el labio inferior ligeramente.

-Aunque lo diga de esa forma, sí se sienten diferentes- Replicó SeokJin, apenas reuniendo el coraje suficiente para contradecirlo.

Lo quiero, señor bestia /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora