Los cambia-formas nunca olvidan, aun cuando SeokJin había nacido en un lugar muy lejano a su planeta de origen; aun cuando sus más antiguos ancestros acompañaban los retratos de los gobernantes de Everus, desde hace siglos; aun cuando no conocía una sola historia fuera de aquel reino minero. Existía en su interior una fuerza, esa energía pura que llamaba en profundos aullidos a casa, y esta respondía de vuelta, como una madre angustiada, corriendo en la profunda penumbra hacia sus desamparados cachorros, sin importarle que encontraría, o contra que lucharía.
En la acogedora habitación, donde todo era tan suave como los ropajes que arrastraba un pequeño Omega, que temblando trataba de arrancar una decoración sobre su pecho, una gema de fuego que hacía parte de la pedrería pulida, de brillantes colores traslucidos, como constelaciones en el oscuro firmamento, que se extendían por toda la cola del traje de dos piezas, acabando en un bordado estampado de 4 colores pasteles, la bandera de la casa de nobles a la que desde hoy pertenecería SeokJin.
Mordiendo con insistencia una de sus uñas, dio la orden para que vinieran a peinarlo. Al cuarto entraron 2 criaturas pequeñas, comparadas con el tamaño natural del cambia-forma, de pieles grises y extremidades corpulentas, ideales para los trabajos de las ciudades subterráneas. Jin con su tez clara, casi espectral que se extendía sin marcas ni grumos, comparable al marmol, sino fuera porque brillaba en un sonrojo saludable, sobre su cuerpo estilizados que no solo lo elevaba en estatura, sino que lo hacía destacar como la única y más deslumbrante estrella en una nebulosa de insípidos asteroides.
A donde fuera en la primera ciudad de Everus, o lejos de la fortaleza, recibiría las miradas de adoración de todos los habitantes originarios del aramante y el cirrio, minerales que componían el 80% de todo allí, ideales para fortalezas impenetrables o armas de alto calibre, por lo que las exportaciones del material prima a otros planetas, era la única forma de supervivencia de cada habitante del lugar, pues en la tierra no prosperaba ningún organismo orgánico, como cultivos o animales para el alimento y el vestido, que eran traídos por completo de afuera.
Los enanos everestres, usaron guantes y cepillos sintéticos, siendo cuidadosamente suaves en cada proceso, hasta dejar esponjoso cada mechón, que se adornaba con una corona de aramante bañada en una cobertura brillante, que lo asemejaba a la plata. A Jin le daban pena esas criaturas, aun cuando sabía que era un prisionero del gobernante de turno, no podía dejar de pensar en las injusticias de sufrían, como vivían en hoyos en la superficie de cirrio, trabajando sin descanso en la extracción de las minas para recibir solo lo suficiente para sobrevivir, mientras cada soberano de una mina, con sus mascotas de otro mundo, gozaban toda la riqueza recolectada de sus esfuerzos.
El cambia-forma fue cuidado por sus padres, hasta tener la edad suficiente para servir a su propio amo, envuelto en suaves texturas, llenado hasta la saciedad, visto como una clase de deidad por los humildes enanos, siempre se le trato de recordar lo afortunados que eran, sus mismos padres sonreía y juraban disfrutarlo todo, eso hasta que escuchabas a sus animales internos llamar a casa. O a hurtadillas, Jin había podido oír los lamentos de su padre Omega, por haber masacrado a una pequeña familia en su forma animal, que de alguna forma ofendió al regente de la quinta ciudad.
Él pronto haría lo mismo, entretendría con su belleza a un enano desagradable, que se creía con el derecho de pisotear a los suyos, mandando terribles castigos a quienes osaban quejarse, y tal vez esa era la cosa que más odiaba, pesaba más en su conciencia ser un verdugo que una mascota.
Cuando llegaron por primera vez, sus recien llegados antepasados, fueron terriblemente torturados, corrompiendo la energía pura de sus cuerpos para que no pudieran localizarlos, mutando su animal de origen. Jin pudo haber sido un Zorro ártico, en cambio transmutado medía dos metros, y aunque aun mantenia la estetica zorruna, su pelaje era atravesado por extrañoss patrones rosados en forma de corazón, pues era la figura favorita de su proximo amo. Su hocico era mucho mas ancho, lleno por dos hileras de afilados colmillos, junto con dos pares de orejas que parecían pegadas la una sobre la otra, maximizando su audición, para captar cualquier murmullo en la ciudad que vigilaría, como un desalmado monstruo. La pesadilla de los infantes.
ESTÁS LEYENDO
Lo quiero, señor bestia /Yoonmin (Omegaverse)
FanfictionJimin soñaba con una peluda, grande, oscura y feroz bestia, pero no era una pesadilla, lo que desconcertaba a todos sus conocidos. Anhelaba que se volviera realidad, y sin saberlo, predijo su encuentro con su compañero destinado. Yoongi como un Ther...