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Jimin sacudió su nariz, sentía cosquillas, como algo suave rozando sus fosas nasales. Al subir su mano, con destino a rascarse el lugar afectado, se encontró con una gruesa extremidad peluda, interponiéndose. Se extrañó de repente, por estas compartiendo su cama con otra persona, especificando, con una gran bestia peluda, hasta que recordó todo lo que sucedió ayer. Por unos momentos sintió toda como una muy convincente alucinación, pero ya era obvio que era real. Era la pareja destinada/premio de lujo de un Therion, y a cambio de comodidades, como de tener al Alfa de sus sueños, debía parir guerreros que protegieran todo el mundo.

No sabía si estar agradecido por esta oportunidad, quejarse con alguna entidad superior sobre las crueles condiciones, o simplemente ignorarlo todo y continuar como si estuviera en un cuento de hadas. Suspirando de tal forma, como si pudiera dejar ir todas sus preocupaciones con la acción, decidió levantarse para orinar, pues su vejiga hiperactiva lo demandaba varias veces al día.

Arrastrándose a los pies de la cama, pasando sobre el gran cuerpo de la bestia, se detuvo justo antes de bajarse, para voltear y ver los pies de la oscura criatura. Bueno era una pata, y en esa posición la planta parecía alargada, pero por lo que vio ayer, solo se apoyaba en las aun rosadas almohadillas de las puntas, seguro su linda coloración se mantenía por el uso protector de armaduras durante la guerra. Ahora que estaban en casa, por lo que se la pasaba descalzo, el piso estaba alfombrado y se limpiaba con regularidad, por lo que había estado observando. Era tan adorable, que simplemente el cambia-forma tuvo que tocarlas, apretando una lo más delicadamente posible, y aun levantando de inmediato al Therion, que alejo sus patitas, escondiéndolas a la par que alzaba la cabeza para ver al enemigo que lo estaba toqueteando en lugares sensibles.

—Lo siento mucho ¿te asuste? — Jimin escondió sus manos, como si con ello ocultara sus acciones previas.

—Asustar no es la palabra que se usa para la rápida reacción de una bestia de guerra, fue solo sorpresivo. Me he rascado y limpiado las patas, pero no he tenido a otras personas husmeando entre mis dedos— reflexiono al mirar las almohadillas rosadas, un color bastante llamativo por su oscuro pelaje.

—No puede ser, con lo increíble que son los masajes en la planta de los pies— dramatizo, tratando de alcanzar la patita de Yoongi.

—Eso no es posible, el diseño anatómico del lugar, junto con la piel rugosa de la planta hace la zona resistente, poco sensible, ideal para largar carreras— presumió, manteniendo las almohadillas rosadas escondidas.

—Entonces me dejas jugar con ellas— afirmo el Omega, subiéndose de nuevo a la cama, gateando a la par que Yoongi retrocedía hasta los almohadones.

—No hay tiempo Jimin, quiero mostrarte algo importante hoy, alistémonos para el desayuno— literalmente salto de la cama, y era sorprendente en la elegancia que no pensó atribuirle a un ser tan grande. El cambia-forma vio la peludita cola de la bestia agitarse alterada, mientras este se escabullía al baño a grandes zancadas. En una obvia huida.

— ¿Alguien tiene patitas sensibles? — intuyó el Omega, tramando todo un plan para confirmar su hipótesis.

...

A Yoongi le había dado hambre a mitad de la noche, por lo que devoro todos los bocadillos que llevaron a su habitación. Por eso ahora estaban en la cocina, donde una linda Omega Conejo, llevaba una pequeña manada de 8 cachorros, todos agarrados de la mano, obedeciendo las instrucciones de su mamá mientras ella servía extravagantes postres, que incluían todos los sabores preferidos de los pequeños.

—Wow ¿los cambia-formas también pueden manipular la energía? — Jimin susurro la pregunta, bien pegado a su bestia, se dirigían a una sección menos congestionada. Parecía un concurso culinario, con islas individuales con fogones y horno, junto con otros implementos necesarios, con adiciones en los gabinetes al fondo, junto a la puerta de una gran nevera.

Lo quiero, señor bestia /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora