Mi horrible jefe

Tú y yo

R18

N/A: Lo siento, pasó mucho tiempo. Pequeño resumen: Satoru se enojó porque Kasumi le había dicho que nada pasaría entre ellos y se tomó unas vacaciones, ella lo llamó con la excusa de que su abuela lo intentaba contactar y le confesó que lo extrañaba, entonces él la fue a buscar al trabajo y la invitó a cenar, y la llevó a su departamento, donde anunciaron una emergencia por la tormenta, y decidió quedarse a dormir. Él le confiesa que quiere acostarse con ella, y ella acepta.

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Capítulo 9

Tú y yo

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Los gemidos eran el único ruido que irrumpía el silencio de la habitación. Estaba ansioso, ya quería escuchar su cama crujir mientras la embestía, pero aún era pronto. Los labios de su asistente eran suaves y cálidos, toda en ella lo era, sentía que con cada caricia podía rasparla o dejar sus huellas, la estaba tratando con excesivo cuidado y ni siquiera era consciente de ello.

Dejó su boca solo para bajar a su cuello, lo lamió y besó con cuidado, ella jadeaba femeninamente en su oído, y la tela de su pantalón se estiró más a medida que su verga se endurecía. Eran unos cuantos besos y jadeos y ya estaba con una orgullosa erección, temía que su ansiedad le jugara una mala pasada, por lo que intentó tomarse las cosas con calma.

Poco a poco fue empujándola hasta hacerla recostarse, Kasumi acariciaba su cabello y besaba su mejilla y labios con urgencia, sentir su deseo le inflaba el pecho. No era por ego, que su asistente fuera víctima de sus encantos como tantas otras no le restaba interés, simplemente le alegraba que estuvieran en la misma sintonía y que sus palabras le hubieran servido para que se soltara.

—Voy a tocarte... —susurró sin pensarlo demasiado. Normalmente ni siquiera pediría permiso y tantearía para comprobar hasta qué punto lo dejaban avanzar, pero con Kasumi la situación era muy diferente.

Creía y temía, que con cualquier movimiento muy atrevido ella se alejara y lo dejara extrañando su calor y con una incómoda erección. Cada paso, caricia o beso lo estaba pensando con cuidado, no estaba siendo espontáneo y le incomodaba un poco, pero quería concretar ese encuentro, por lo que estaba dispuesto a hacer más esfuerzos de lo que normalmente haría.

Kasumi no respondió, pero no se quejó cuando metió su mano debajo de su playera. La sintió temblar bajo su toque, un leve estremecimiento que quiso interpretar como algo bueno, y cuando la oyó suspirar lo corroboró. Su palma fue tanteando en movimientos lentos y delicados sobre su abdomen plano, sus costillas, hasta ahuecar su seno izquierdo. Cerró sus ojos captando cada sensación al mismo tiempo que sonreía contra su piel, su pecho blando era adictivo, lo palpó varias veces hasta que decidió subir por completo la tela.

—Mejor quitemos esto... —dijo sin dejar de sonreír, subiendo la ropa.

—Bueno —susurró ella, ayudándole.

Satoru relamió sus labios, la luz de las velas le dejaban apreciar su desnudez. El cuerpo de su asistente era de su gusto, sus manos cubrían por completo su menuda cintura, observó atento la caída natural de sus senos, se inclinó un poco al mismo tiempo que acariciaba uno con entusiasmo y el otro lo besó y lamió, hasta llevarse el pezón a la boca. Kasumi gimió fuerte, y se abrazó a su cabeza, enredando sus dedos en su cabello. Estuvo así por unos minutos hasta cambiarse al otro pecho, mientras ella arqueaba la espalda y soltaba débiles quejidos que lo excitaban.