Capítulo 10

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Una semana más había pasado, me encontraba ansiosa por volver al trabajo. Estaba sentada en la mesa del comedor, con la portátil que Greg me había prestado. 

- ¿Qué haces? - Alex pasó y reposó su cabeza en mi hombro para mirar la pantalla. 

- Estoy buscando alquiler.

- ¿Te quieres mudar? - Se sentó en la silla de al lado.

- Si, mañana vuelvo al hospital, así que ya estoy buscando departamento. Voy a aprovechar este mes para ir a ver algunos hasta decidir en cual me conviene quedarme.

- Quédate aquí.

- Alex, no puedo quedarme aquí - le sonreí - fue divertido pero debo volver a la rutina.

- Haz tu rutina aquí. - me miraba con ojitos de perrito mojado. ¿Por qué siempre hacía eso?

Dejé de ver el ordenador, para mirarlo a él. 

- Sabes que me encariñé contigo, no lo hagas difícil, ven - puse la pantalla entre los dos - se práctico y ayúdame a elegir un lugar lindo y barato.

- ¿Lindo y barato? mmm... ¿Mi habitación? - me sonrió irónico - es linda, y gratis. 

Viré los ojos soltando un suspiro molesto.

- Ya déjalo, no vas a ayudar. - Volví a colocar el aparato en frente mío y seguí bajando entre los enunciados.

- Es que no quiero que te vayas. 

Me sentí un poco mal, como culpable de algo, tal vez de hacerlo sentir mal. Cerré la pantalla del portátil  y me giré en mi asiento para contemplarlo unos segundos.

- ¿Vamos a caminar? - le regalé una sonrisa. Me correspondió el gesto y se paró.

- De hecho tengo una idea mejor - su mirada se volvió divertida- ¿Has conducido un Lamborghini alguna vez? 


- Bien, ahora suelta el freno muy pero muy despacio - levanté mi pie del pedal con mucho cuidado pero no el suficiente y el auto salió disparado como un cohete. - ¡TE DIJE DESPACIO!- 

La voz de Alex se había vuelto aguda de la impresión, cada segundo que pasaba se arrepentía más y más. 

- Baja la velocidad. Suelta el acelerador. - El auto era descapotable, el viento hacía volar mis cabellos, llevaba el cuello de mi camisa abierto me sentía poderosa. La camiseta de mi copiloto se bandeaba y los rayos del sol hacían brillar dorados los destellos de su pelo. Me hubiera gustado mirarle más al detalle pero tenía miedo de quitar la vista de la carretera.

Llevábamos una velocidad constante de 120, la ruta de los alrededores estaba despejada, así que conducía tranquila sin que el tráfico me alterara.

- Es increíble - grité mientras sonreía. El me miró y pasó su brazo cómodamente por detrás de su cabeza.

- ¿Ponemos música? 

- ¡SI! - me emocioné. El sacó su móvil y lo conectó al parlante.

The Clash empezó a sonar y empecé a sentir que estaba en una película. Las endorfinas que estaba liberando no me dejaban parar de sonreír.

- "Should I stay or should I go now?, If I go there will be trouble"- Alex hizo un agudo que me hizo carcajear-  "And if I stay it will be double" - Nuestras voces iban a coro y sentía una felicidad inmensa como hacía mucho no sentía. 

Alex era eso, era jovialidad y libertad, era viento y música, era ese abrazo cálido de invierno y esa caminata a la orilla del mar en verano. Un sentimiento de gratitud me invadió, estaba feliz de haberlo conocido, me sentí feliz de tenerlo en mi vida. Disminuí la velocidad hasta poder frenar el coche allí en medio de la carretera.

Sombra RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora