Capítulo 15

14 4 1
                                    

La luna se encontraba en su punto más alto, cuando el despertador sonó. Como ya era una costumbre lo apagué y estaba por levantarme de la cama para cambiarme cuando los brazos de Víctor me sujetaron con fuerza.

- Buen día - dejé un suave beso en su nariz.- Es hora de levantarse.

- No, quedémonos en la cama - su propuesta me sorprendió.

- ¿Tú... Víctor Kutzenova, me estás diciendo que nos salteemos el entrenamiento? - toqué su frente para ver si no tenía fiebre - ¿Te sientes bien?

Tomó mi mano con delicadeza y la besó, besó mis nudillos y mis dedos.

- Amor ¿Qué pasa? - Era la primera vez que lo llamaba amor pero estaba muy dormida aún como para notarlo, me había salido así y ya. El sonrió y besó la cicatriz rosada de la palma de mi mano.

- Hoy simplemente quisiera quedarme contigo - se sentó en la cama y rodeo mis hombros con su brazo para que yo me acostara en su pecho.

- ¿De verdad?

- Si. - besó mi cabeza.

Debía ser el sábado más feliz de mi vida.

- ¿Tienes planes para hoy? - preguntó.

- No, ¿por qué?

- Tengamos una cita.

Me incliné y lo miré. 

- Por supuesto, me encantaría. - sonreí - nuestra primera cita.

- No es nuestra primera cita.- su voz era juguetona.

- Bueno, la primera como una pareja oficial. - besé su mejilla- ¿Tienes algo en mente?

- De hecho si. En tu armario hay un vestido rojo vino, quiero que lo uses.

- ¿Cómo sabes de ese vestido?

- Yo te lo compré. - recordé mi cita con Alex y que el mencionó que Víctor había comprado mi vestido negro también.

- ¿Por que me compraste vestidos? Recién nos conocíamos.

El besó mi oreja y murmuró con voz ronca.

- Me gustaba imaginar que te los quitaría algún día.

- Lo siento, no sabía eso cuando me puse el negro.

- Casi me ahogo en mi rabia cuando te vi usarlo para salir con él. - reí

- Si te sirve de consuelo, ya me sentía atraída por ti en ese entonces y ... - cerré la boca.

- ¿Y?

- En el hipotético caso de que casi me acostara con tu hermano, tal vez se ocasionó porque te imaginé arrancándome el vestido.

- Estás matándome - dijo mientras sus labios dejaban besitos por mi hombro.

- Lo siento. 

- ¿Dormiste con él? - preguntó.

- No, casi, pero no.

- ¿Por qué casi?

Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos.

- Me sentí mal, porque en realidad quería estar contigo, y sentía que estaba usándolo para apaciguar eso. Pensé que él no se lo merecía.

- Pero si se besaron... 

- Mmgh - balbuceé- tal vez deberíamos hablar de otra cosa.

- Que infiel eres - se quejó.

- ¿Qué dices? Si no estábamos saliendo, ni siquiera nos habíamos besado aún.

Sombra RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora