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POV JENNIE.

—Te puedo prestar algo.—le digo.

Sale de mi habitación, la casa todavía está oscura mientras solo un leve toque de luz atraviesa las nubes afuera.

—Tengo que lavarme los dientes y coger mis libros. —Me besa, ambas caminamos abrazadas—. Cargar mi teléfono y hacer mi tarea de matemáticas antes de la clase y…

Cubro sus labios, silenciándola.

Se aleja, sonriendo y luciendo juguetona mientras bajamos las escaleras, pero yo no estoy sonriendo.

Todo duele y no me refiero a mi cuerpo.

Estoy cayendo.

Odio verla irse, aunque nos veremos en un par de horas.

Pero me contengo mientras pasamos por la sala de estar hacia la puerta principal.

No la agarro de nuevo, a pesar de que mis brazos están gritando.

Dios, que patética soy.

Se detiene, mira a la izquierda y yo sigo su mirada. Yoongi se encuentra en la silla al otro lado de la barra de la cocina, sus  piernas en vaqueros, pero sin una camiseta, y su cabello está revuelto.

Su cabeza descansa en su mano mientras una corriente de humo se eleva hacia el techo desde el cigarrillo entre sus dedos.

Nos mira fijamente.

—Buenos días.—dice ella.

Le lanzo una mirada, notando que se acerca a él y trato de detenerla.

—No, no lo hagas.

Pero me ignora y hago una mueca de dolor como si me estuviera preparando para un accidente automovilístico a punto de suceder.

—Yo… eh.—tartamudea Lisa, respirando con dificultad mientras mira a mi hermano mayor—. Um… Sobre la…

Él exhala humo, frunciendo las cejas, y estoy atrapada entre mi entretenimiento al ver a Lisa nerviosa y mi miedo porque ninguna conversación entre estos dos terminará bien.

Yoongi es un idiota.

Su boca se abre y se cierra, mientras Yoongi toma su desayuno sin mover un músculo, y luego exhala y se vuelve hacia mí.

—Sí, al diablo con esto.—me dice, besando mis labios una vez—. Te veré más tarde, ¿de acuerdo?

Sonrío tensamente y asiento.

Sí, te lo advertí.

—Adiós.

Lisa se va y cierro la puerta detrás de ella, volviéndome y encontrando la mirada de mi hermano.

—Ella solo estaba tratando de disculparse por estar en tu habitación durante Night Tide.

No dice nada y me rindo.

No hay nada que hablar con él.

Me dirijo a las escaleras.

—¿Jennie? .—llama.

Me detengo, no estoy de humor.

Entro de nuevo a la sala.

—Se supone que no debemos fumar en la casa.

Es su regla.

Deja caer la colilla en una botella de cerveza sobrante, el pequeño chisporroteo de las brasas apagándose y llenando el silencio.

Él vuelve sus ojos hacia mí.

—Termina con ella.

Mis músculos se tensan.

I love to hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora