Cap 13.

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Antes de empezar este capitulo, quiero hacer una pequeña nota:

En algunas de mis historias, aunque nunca como un personaje tan relevante, he agregado a F0rever, ya sea como mención o como amigo de Cellb!t, "Espectral" incluido. En vista de lo que ha estado saliendo a la luz estos últimos días, y peor aun, la reacción del cc ante las acusaciones, he decidido que a partir de ahora no volvere a usar su personaje.

No voy a regresar a borrarlo de sus apariciones o dialogos antes de este día en esta o mis otras historias, porque como dije, no es un personaje demasiado relevante. Pero hasta el final de "Espectral" si que cuidare al menos no decir su nombre. Son acciones pequeñas quizás, pero me dan algo de paz mental.

Mi corazón y apoyo a las victimas y a todos los que se hayan sentido decepcionados por la noticia.

Y sin más, les dejo el capitulo. Muchas gracias!

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—¿Gran sabio?

Cellbit alzó ambas cejas en el carruaje camino a la casa de los padres de Spreen, hacía apenas pocos días era completamente ajeno a estas cosas, ¿quién le diría que ahora creía en la magia, otros mundos y muertos vivientes?

—Y uno de los mejores —Juan respondió con una sonrisa decidida—, no por nada iba a casarme con su hijo —bromeó, mirando por la ventana—, claro, al final lo de la boda no salió como nadie esperaba, pero sé que podemos contar con Vegetta para que nos ayude.

Cellbit carraspeó un poco, tomándole más importancia de la estrictamente necesaria a las palabras del menor sentado frente suyo.

—Perdón —de nuevo la voz del menor rompió el silencio, haciendo que el brasileño mirara a su dirección, lo encontró mirando por la ventana—, todo esto es muy raro, ¿sabes? Pero me alegra no estar solo, aunque quizás sea difícil para ti ahora sabiendo que--

—También me alegra, Juan —interrumpió, poniendo una mano sobre su rodilla con una ligera sonrisa—, no te mentiré... es raro, pero lo importante ahora es encontrar las respuestas necesarias.

—Tienes razón —le sonrió Juan, poniendo su mano sobre la ajena y sonriéndole de nuevo con decisión.

Varios minutos más tarde, el carruaje se detuvo frente a una sencilla pero bonita casa de dos pisos, Juan jadeó ilusionado, la apariencia tan hogareña y los rastros de magia aquí y allá le daban a la morada un ambiente realmente acogedor, mucho más del de su propio y gigantesco hogar.

Su templo sería así algún día, se prometió en silencio.

Tan ocupado estaba absorbiendo todos los detalles que no se percató de que Cellbit no solo había despachado al carruaje ya, sino que ya estaba varios pasos delante suyo, tocando el timbre, algo avergonzado por su pérdida de concentración, se acercó al mayor a paso apresurado. Llegó a su lado justo cuando la puerta se abrió y eran recibidos por un alto castaño de ojos verdes.

—Pues ya era hora —resopló divertido, dándoles espacio para pasar. Cellbit le dio el paso al menor primero para luego seguir tras suyo.

—¿Disculpe? ¿Nos esperaban ya? —Juan preguntó mientras eran guiados por Rubius hacia lo que supuso era la sala.

—Vegetta lleva ya un rato diciendo que venías, chaval —le respondió divertido mirando sobre su hombro—, sintió tu energía o que se yo, cosas de magos, supongo... soy Rubius, por cierto —añadió esta vez dirigiéndose al brasileño.

—Cellbit Lange, señor —respondió con una pequeña reverencia.

—¿Llegó Juan?

El par miró hacia las escaleras, por donde venía bajando un hombre pelinegro de ojos púrpura, no le costó mucho a Cellbit deducir que mientras de Rubius sacó la complexión, Spreen sacó el cabello y los característicos ojos amatista del tal Vegetta.

Espectral (spiderbear)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora