Jugando con lobos

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 Volvía temprano de casa de Eliza porque ella, Bonzo y Zed decidieron empezar a experimentar y algo me decía que iba a ocurrir una explosión. Aproveche que no había gente en la calle y me saque la peluca verde que me empezaba a picar, liberando mi cabello castaño y mis orejas.

 En el camino a casa algo llamó mi atención a la salida de la ciudad, en la frontera con el bosque, donde se encontraba lo que parecía haber sido una especie de templo antiguo, que quedaba dentro de la ciudad. Era un niño, pero su cabello no era verde, como estaba acostumbrada, sino castaño y con un mechón blanco, toqué mi propia cabeza por inercia.

  Me acerqué al lugar pero debía estar a unos  metros de distancia cuando el niño giró la cabeza, como si me hubiera oído.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó.

- ¿Perdón?

- No se que haces aquí, pero es peligroso.

- Si es peligroso, ¿qué haces tu aquí?

  El niño me analizó.

- Eso no importa, te llevaré a casa y no diré donde te encontré si tu tampoco dices que me viste aquí.

- Para empezar ni siquiera se quien eres.

 Algo que mi padre siempre había destacado de mi es que desde muy pequeña tenía la cabeza fría, lista para actuar, siempre una respuesta en la punta de la lengua.

  El niño me miró extrañado.

- Tal vez te suene el hecho de que soy tu futuro Beta.

- O sea que ahora no eres nada. - Él me miró mal. - Otra cosa ¿Qué es un beta?

- Eres una delta muy mal informada ¿verdad? Soy el segundo hijo de los líderes actuales de la manada y mi hermana la futura alfa.

- ¿Delta? ¿Alfa? Esas son letras.

- ¿Qué dices? Eres una loba rara. ¿Cómo no lo sabes si perteneces a nuestra manada?

- ¿Manada? No te entiendo. - de repente mi tos interrumpió la conversación. Había estado empeorando pero trataba de ocultárselo a mi papá para que me dejara salir.

  El niño se acercó a mi preocupado, y una energía que venía de él hizo que mi tos parara.

- ¿Estás bien? ¿Dónde está tu piedra lunar?

- No sé que es esa piedra lunar, pero la energía que desprendes es tranquilizante.

- ¿Cómo es que no lo sabes? - inquirió alejándose ligeramente. Al sentir la falta de energía lo tomé del chaleco y lo acerqué nuevamente a mi.

- Perdón, solo un momento más...

El miró hacia otro lado, incómodo.

- La piedra lunar es la que nos mantiene vivos, su energía nos mantiene estables, porque es nuestro contacto con la luna. Todos los cachorros crecen escuchando esa historia, el porque no pueden quitarse el collar.

Tengo un corazón de lobo y a un lobo en el corazón (Wyatt Lykensen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora