Huellas

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23:50

Estaba ansiosa. Después de mi primer día en la casa de Addison habían arreglado una habitación de huéspedes para mi, lo que haría mucho más fácil la proeza de esa noche. Una cosa eran los techos de ciudad zombie y otra los de Seabrooke.

Elegí una hora en la que estuviera segura de que ellos dormían. Inclusive Dale estaba dormido después de hacer su patrullaje por la casa, que se repetiría a las 5:45, 15 minutos después de que despertara. A las 6:00 le seguiría Missy. Fácil, tenía hasta las 5:00 para hacer mi propia patrullaje antes de que la patrulla Z haga su primer recorrido matutino para traerle el informe a su jefe.

Me asomé por la ventana y, sip, esto era bastante más alto que mi ventana en Ciudad Zombie. Decidí tratar de bajar de todos modos y cuando estaba a mitad de camino resbalé. Antes de tocar el suelo unos brazos me sostuvieron, por suerte no había hecho ruido al deslizarme por el techo.

- Tanto tiempo, Win.

- Hacía tiempo que no pasaba esto, ¿verdad?

- Te diría que lo extrañé, pero no me gusta la idea de que estés en peligro.

- Hay que vivir la vida ¿no?

- Vivirla, no acabartela de un trago.

- Vamos, recorramos Seabroooke ya que estamos aquí. No creo que nos tomé mucho tiempo, la mayoría de las cosas aquí son nuevas, excepto la mentalidad de la gente claro.

Efectivamente no nos tomó mucho tiempo. Ni siquiera había un museo donde investigar, solo un Salón de la fama de animadores. Al parecer esta parte reconstruida de Seabrooke no tenía intenciones de mirar atrás del incidente de la soda en la Planta, cuando todos eran iguales.

Así que nos dirigimos a la Antigua Seabrooke.

- Recuerdo cuando fui a buscarte por primera vez a tu ventana. Estabas tan emocionada que resbalaste y caíste encima de mi.

- Tenía seis años. No estaba acostumbrada a salir por la ventana de mi casa.

- Ese día te convertiste en una de nosotros.

- No oficialmente. Solo me aceptaron como una como ustedes. No me consideran parte de la manada, no puedo usar la pintura ceremonial, no puedo contar mi historia en mi piel como lo hacen Willa, Winter y tu.

- Es solo por ahora. Todos apreciamos el trabajo que haces por nosotros. Cuando estés lista serás recibida como lo que eres. Te pintaran tus marcas y podrás mostrar tu ojos amarillos, aullaras bajo la luna, correrás descalza en el bosque sin preocuparte por la hora.

- Hablando de hora, mejor apurémonos, quiero dormir al menos una hora antes de mañana, si tengo ojeras Zed me preguntará y no tengo ganas de maquillarme.

- Bien, podemos venir mañana aquí. Si nos estamos apurados buscaremos mejor.

- ¿Tenemos tanto tiempo?

Él suspiro.

- No.

- Entonces vamos, beta.

Tomamos un camino que nos llevó al límite de la Ciudad con el bosque donde había ruinas de lo que alguna vez fue uno de los varios santuarios lupinos para la Luna.

- Este lugar también me trae recuerdos. De un cachorro que por andar de chismoso se perdió y llegó demasiado cerca de a ciudad.

- No estaba chismoseando, y no me perdí. Seguía un olor que se me hizo familiar.

- ¿Enserio Wyatt Lykensen?

- Sí, enserio Winda Barkcowitz.






















Nota de la autora:

 Se viene más del pasado de Win.

 Dejo esto y me voy a dormir.

Tengo un corazón de lobo y a un lobo en el corazón (Wyatt Lykensen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora