Hyunjin era el príncipe del reino de las flores, en dónde cada casa tenía un hermoso jardín con coloridas flores.
Un reino que funcionaba con magia, solo la familia real podía hacer uso de esta creando la maravillosa diversidad de plantas que existí...
Seungmin estaba caminando "disimuladamente" por la frontera del prado donde las flores más silvestres existían.
Había visto algunas amarillas, encontró margaritas, incluso gypso, ya podía ver los pequeños racimos de flores que haría con ellas.
- Quince al frente, margaritas y doce a la derecha gypso - dejó una montañita de piedras de dónde sería su inicio de caza.
Antes solía ayudar a su vecina en una florería por eso adquirió conocimiento de ellas, sabía cuáles eran las mejores para racimos e incluso se aprendió sus nombres y el valor que tenía.
A pesar de que robaba las flores del valle y era prohibido, se daba el lujo de pasear por el alrededor y de adentrarse al pueblo.
Si bien no era muy común de que extrageros estén ahí el podía pasar desapercibido con su capa negra.
El pueblo era precioso, y lo admitía el quería vivir ahí y tener un bello jardín con muchas flores.
- Hola jovencito, estamos ofreciendo exquisito pan caliente, te regalaremos uno extra si nos compras.
Seungmin miró a la cabaña, se veía hogareña y desprendía un rico olor a pan caliente.
- Solo tengo un par de monedas - saco de su bolsa las monedas y el hombre funcio el ceño.
- No es mucho...pero puedo hacer una excepción por ti cariño - Seungmin sonrió apenado y acompaño al hombre - !Jeongin tenemos un cliente, dale nuestro pan especial y ponle la ración extra!
Un risueño chico salió sonriendo, se veía feliz de tener un cliente, en su cara teniendo manchas de harina muy adorable a vista de Seungmin.
- Hola! Gracia por venir, es nuestro primer día y eres nuestro primer cliente.
Seungmin sonrió y dejó su bolsita de monedas.
- No es mucho pero por favor quiero probarlo.
- No te preocupes serás nuestro cliente premium - el chico corrió a la cocina y se escuchó como la puerta del horno se habría -!ay! Caliente, calientes! vino corriendo con una bolsa de papel y el pan que dejaba salir humo - ten! El mejor pan del pueblo...
Sus ojos brillantes tenian curiosidad.
- Tu nombre?
- Oh perdón soy Seungmin - sonrió apenado.
- Bien, aquí está el mejor pan del pueblo Seungmin!
El castaño tomó la bolsa sintiendo el olor fresco del pan.
- Gracias vendré aquí cada que pueda.
- Si! Serás recibido por un fresco pan Seung, ten un buen día - Seungmin asintió y se despidió con la mano - por cierto deberías hablar con la casa real, ellos estaran encantados de tenerte.
El castaño paró sus pasos y miró al chico.
- Como supiste...
- Bueno, tu tono de voz es un poco evidente, no eres de aquí, pero no te preocupes la casa real es buena te dejarán vivir aquí.
- Y-yo no se, ellos no querran forasteros, solo estoy mirando.
- Es un pueblo bonito, el mas bonito, y aceptan a extranjeros, creeme mi cliente premium tendrá el mejor pan y la mejor casa.
Había reído todo el camino, el chico de la panadería se veía agradable y sus palabras le hicieron creer que realmente podía hablar con la casa real.
En fin, el pan estaba delicioso, en otra de sus escapadas iría allá y está vez con más monedas.
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Para su buena suerte era noche de luna llena, asi que podía ver las flores, cubrió su cabello, yendó hasta el prado, buscó en su bolsillo su cuchillo y abrió su canasta.
- Quince al frente...
Y mientras él contaba los pasos, siendo silencioso, en la cima de la colina un caballo blanco comía el césped esperando a que su jinete de la orden de ir a otro lado.
Hyunjin miraba a las faldas de la colina donde una sombra negra se movía lentamente, viendo que se detuvo y se agachó, miró la canasta abrirse y empezar a colocar flores ahí.
Lo vio moverse más y seguir cortando flores. Al parecer eran flores específicas.
Se subió al caballo y bajó la colina, miró la sombra detener el corte de las flores y mirar en su dirección, recogió la canasta y empezó a correr.
Lo había descubierto.
Hyunjin sonrió de lado y templó las riendas galopando por medio de las flores, el joven se enredaba con su capa tratando de no pisar las flores huyendo de el.
Sabía que era cuestión de segundos en que caiga ya que pisaba mal por huir.
En una de esas su pie fallo y cayó al suelo.
- Rindete ladrón.
Sus ojos grandes llenos de miedo de lo que pasaría, provocó ternura, su cabello desordenado cayendo en su frente y sus labios temblorosos lo hizo sentir pena por el.
La silueta de Hyunjin se reflejaba por la luna en una negra sombra haciendo temblar al castaño que dejó caer su canasta.
- P-perdon.
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