Hyunjin era el príncipe del reino de las flores, en dónde cada casa tenía un hermoso jardín con coloridas flores.
Un reino que funcionaba con magia, solo la familia real podía hacer uso de esta creando la maravillosa diversidad de plantas que existí...
Aún cuando en el castillos todos tenían el grito en el cielo, Hyunjin ni siquiera había intentado volver al palacio.
Durante aquella primera semana habían estado ocultandose de todos pero con los días el príncipe decidió que el no sería preso de su propio reino.
- Hyunjin mira esta! - Seungmin había hecho un jardín más grande con la ayuda de Hyunjin.
Era increíble su poder de cómo nuevos colores se creaban e incluso cada dia nacía algo nuevo y único.
Hyunjin lo asociada con que estaba enamorado y eso producía nuevas semillas, como su amor, que cada día germinaba más.
Los dedos de Hyunjin se frotaron y empezó a caer brillo, como pequeños cristalitos que tocaban las flores de su amado y hacían que estás se vuelvan más hermosas.
Seungmin aplaudió al ver las grandes rosas, tomo las manos de Hyunjin y miro en sus manos.
- Es increíble Jin, realmente eres mágico.
En sus dedos quedaban restos de el brillo que Hyunjin desprendía y fue corriendo dentro de su casa.
Recuerdan la flor azul que Hyunjin le había regalado la primera vez, dejó caer el poco brillo ahí, y su flor se volvió más hermosa, brillando única e incluso creció un poco.
Era su amado aya que con ella empezó todo, una amistad y un amor.
- Para que perdures siempre junto a nosotros - Seungmin había escuchado muchas veces a Hyunjin mencionar sus deseos y por medio de ellos era que las flores se hacían.
Cuando quería pasión hacia rosas. Cuando quería alegría eran girasoles.
Y muchas más, así que el quería que su amor dure mucho, hasta el infinito si era posible.
- Aún la conservas? - Hyunjin se había acercado por la espalda rodeando su cintura con sus manos y dejando su menton en su hombro.
Seungmin miró a su costado encontrando la mirada del príncipe.
- Me la diste tu y es muy hermosa siempre la llevaré conmigo.
- Creo que esa es la razón por la cual me gustas, desde la primera vez que te vi supe que tú valorabas tanto las flores como yo, vez más allá de un color vez su significado y eso te hace especial.
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Hyunjin había mencionado que el podía vender las flores que cultiva, así que esa mañana con los primeros rayos de luz se levantó a cosechar los primeros tulipanes.
El príncipe lo había ayudado a qué hermosos tulipanes rosados nazca en su jardín, los envolvió con cintas y con lazos metiendolos a su canasta y alistandose para salir a pueblo.
El príncipe aún descansaba en su cama, se veía profundamente dormido,no quiso molestarlo asi que solo le acaricio el cabello y salió dejando una nota.
"Salí a vender tulipanes, no te preocupes por mi, volveré antes del medio día"
Tenía una linda capa de color celeste y como aún era temprano aún el frío era un poco fuerte así que la puso sobre sus hombros y salió.
Aún no sabía dónde debía ir pero estaría por el centro del pueblo.
- ¡Seungmin! espera Seungmin! - el nombrado sostuvo su canasta y miro atrás, un lindo chico venía corriendo mientras alzaba su mano.
- Innie? - este llegó a su lado cansado, lo había visto salir de una linda casa asumiendo que era suya llevando una canasta - que haces a esta hora aquí, es muy temprano.
Jeongin bajo lo que lleva al suelo masajeando sus hombros.
- Lo mismo te pregunto, a dónde vas con esas flores - el chico panadero se acercó a Seungmin y le quitó la canasta - wow son tulipanes, como los conseguiste por aquí no suelen crecer mucho.
Seungmin sonrió, Jeongin era muy adorable y un poco curioso.
- Hyunjin me ayudó a plantarlas.
Jeongin se alarmo, devolviendo su flores.
- El príncipe? Seungmin le has hecho algún hechizo eso es impresionante, como lo lograste.
Volvieron a retomar el camino, Jeongin llevaba la leche para el pan y Seungmin lo acompañaría mientras hablaba de la historia con Hyunjin y como es que ahora tenían algo.
- Es un cuento, yo también quiero algo bonito - Llegaron hasta la panadería y Jeongin le ofreció café - pero espero te vaya muy bien y te cases con el príncipe y luego recomiendes mucho mi panadería, bueno la de mi hermano que es mía también.
Jeongin no conocía mucho de la casa real pero sabían que ellos eran buenos.
- Tengo una idea, porque no vendes tus flores aquí, podemos poner una mesa y traeré cubetas con agua para que no se marchiten, así con cada caliente que entre puede ver tus flores y te las compra.
Jeongin era un amor, era un niño muy amable que siempre que lo veía provocaba reír junto a el, su alegría siendo contagiosa.
Y como dijo Innie.
Las flores se vendieron como pan caliente, a eso de las 10 de la mañana ya tenía varias monedas y un tulipán que sería regalado a Jeongin.
- Este es para ti, gracias por ayudarme.
Jeongin amaba el color rosa de las flores así que como acto de gratitud lo puso alado de dónde atiende para que todos los clientes vean la bonita flor.
- Gracias Minnie.
La venta fue un éxito y llegó a muchos que el joven tenía hermosas flores que incluso la reina se enteró.
- Ese mocoso siempre dándome dolor de cabeza.
Era claro que Seungmin no le agradaba y menos ahora que su hermano no estaba en el castillo
- Los mandaré a buscar
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