CARNE BL +18

IX - Mariposa

Le besé por última vez. Eso pensé antes de sentir una punzada en mi espalda.

Mi cuerpo bombeó adrenalina. Mi sangre chorreaba desde mi espalda. Manchó la tierra bajo mi torso.

—¡No! —gritó mi animal. Lo oí antes de recibir un golpe en la cabeza.

—Dos barcos llenos de licor y todo el oro de la caverna. Por favor, es todo lo que tengo.

—Quiero todo, la tasca también.

—No tengo donde vivir.

—Entonces prefieres quedar carbonizado en la hoguera.

Mis manos estaban rojas, manchadas de sangre. Mis muñecas ardían y mi pecho no se expandía con normalidad al respirar. Mis extremidades dolieron, mis labios tenían tierra, mi cabello estaba mojado. Me habían golpeado hasta matarme, eso fue lo que pensaron.

—Les rogué que no lo mataran. Les supliqué a gritos, ahora no tango nada.

—Así son los enfermitos como tú. Se enamoran de cualquier loco.

—Y tú de cualquier puta.

El hombre golpeó el rostro de mi conejo. Lo dejó tirado llorando, tomó un hacha desde la pared. Lo levantó frente a él.

Me lancé contra el hombre. Mis heridas dejaron de doler, mi fuerza aumentó, mis ganas de matarlo eran enormes.

Le di varios golpes, dos dientes salieron disparados contra la pared. Su mandíbula se había salido de su sitio por lo que rebotaba con cada golpe.

Tomé el hacha, lo levanté y con fuerza traspasé todas las capas del rostro del hombre, los huesos crujieron, sus brazos dejaron de moverse.

—¡Agh! —gritó mi animal.

La sangre nos roció. Estaba caliente. La saboree sobre mis labios, sabor a hierro con notas saladas.

—Kilian, eso fue terrorífico, fue increíble.

"¿Le gusta verme matar?"

—Ahora debes irte.

—¿Irme?

—El pueblo debe estar buscándome. La gente religiosa no olvida, no perdona.

—No, te vienes conmigo.

—No Kilian, te matarán.

—Yo los desollaré antes de que me toquen un pelo.

—¿Desollar? ¡Dios! estás sangrando demasiado.

Me desplomé apoyándome en mis rodillas, mi vista se nubló, el lugar desapareció lentamente.