Te encontré

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Capítulo 1

Me despierto en una oscuridad inmensa en medio de la nada. Unos pasos comienzan a acercarse a mí, junto con aquella luz que se había apagado hace años en mi vida.

De pronto, una voz tenue se escucha detrás de mí: -¿Zoé?-

Me siento completamente perpleja. Volteo la cabeza muy despacio y lo veo. Era él, tal como lo recordaba: el mismo cabello, la misma voz, la misma sonrisa.

No pude contenerme de la emoción y me abalancé contra su pecho. No cabe duda de que esto es un sueño; de lo contrario, ¿Cómo puede ser esto posible?

Él me sostiene con ternura. Este momento se siente increíblemente real; su aroma es tentadoramente excitante. Puedo tocarlo, es de carne y hueso. No entiendo de dónde apareció, pero no quiero preguntar nada, no me atrevo. Necesito aferrarme a este momento.

El solo hecho de imaginar sus respuestas me invade de miedo. Intento contener con todas mis fuerzas las ganas de indagar sobre lo que está sucediendo. Logro contener la ansiedad, mientras me mentalizo en disfrutar esta situación, rogando que aquello que venga sea para mejor.

Él me apartó suavemente con su gentil sonrisa, me miró profundamente y exclamó: -Al juzgar por tu reacción al verme, parece que me extrañaste demasiado, ¿Me equivoco?-

Mi mente estaba en blanco. No cabe nada más en mi cabeza que no sean sus palabras resonando dentro de mí. Mis lágrimas comenzaron a caer en respuesta a ellas.

Me sentía petrificada, como si cada músculo estuviera completamente pegado al otro, incapaz de hacer un gesto corporal. Mi corazón late como loco, estamos tan cerca, solo le pido a Dios que no lo escuche.

Él no pudo contener la risa, esa maldita risa burlesca que tanto odiaba, porque justamente ahora, la encuentro lo más hermoso del mundo.

Ethan: Qué nostalgia, después de todo este tiempo no has cambiado nada, sigues siendo una chiquilla llorona.

Pasó sus manos por mis lágrimas. Yo las aparté rápidamente. Me siento apenada frente a él, ya que vienen a mi mente infinidad de veces en las que lloré en sus brazos.

Además, su contacto físico me pone muy nerviosa, me obliga a reaccionar a la defensiva. No quiero sentirme vulnerable frente a él, no puedo exponer mi corazón así. No de nuevo.

Zoé: Qué coincidencia, a pesar de los años, tú sigues siendo un presumido, después de todo "no has cambiado nada".

Ethan: Hay cosas que jamás cambiarán, es mejor que te empieces a acostumbrar. Ven, toma mi mano, pequeña peleadora. Necesito confirmar algo.

Sin más que decir, hice lo que él me pidió. Sus manos están frías, igual que un témpano de hielo. Tomarlo así me hacía sentir tan segura en el pasado; ahora me siento triste, siento que el mundo se me cae, pero no le doy mucha importancia a estos pensamientos. Después de todo, mientras aún pueda sostenerle la mano, mientras aún pueda verle, eso lo es todo para mí. ¿Qué importa si está frío como un muerto?

Por un momento ciertas imágenes intentaron aparecer, podría decir que eran una especie de recuerdos, pero mi mente las bloqueó de manera inminente.

Apreté su mano con la intención de confirmar que no es producto de mi imaginación todo esto.

Tengo una sensación rara en mi pecho, ¿por qué sentiré que esto está mal?

¿Será que la cordura aún no me abandona?

Si hablamos desde la lógica, nada cuadra, nada de lo que está sucediendo tiene sentido, pero no quiero pensar en nada, lo único importante es que Ethan está conmigo en el ahora. Sé que en estos momentos mi corazón le está ganando a la razón; después de todo, no está mal fantasear de vez en cuando.

Entre sombras y susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora